Para los anales quedará que ayer por la mañana dos señores de Alicante, uno de Elche y uno de Valencia, empresarios todos, se plantaron en la sede de la CEOE en Madrid y pronunciaron en nombre de los intereses de esta provincia un rotundo “¡Se acabó!”. El gesto de los presidentes regional y provincial de la CEV, de INECA y de la Cámara de Comercio es eso: un gesto. Pero tenemos que aprender que los gestos son el principio de muchas cosas y atesoran el valor de superar el fatalismo escapista en el que se ha traducido habitualmente la indignación alicantina: muerta, antes de expresarse, en estériles callejones sin salida. Esto aún no es un lobby y si, como parecen sugerir Salvador Navarro, Joaquín Pérez, Carlos Baño y Nacho Amirola, aspira a ser en el futuro un grupo de presión es evidente que le queda mucho recorrido. Pero demuestra la voluntad de no tener pereza para ir a los sitios donde hay que pedir las cosas. Y, digámoslo sin ambages, evidencia valentía y determinación.

Tras el romanticismo del gesto está el realismo del acto: sus cuatro protagonistas saben perfectamente que va a servir de poco. El Moloch gubernamental no va a cambiar ni un euro de sitio en los Presupuestos Generales nos pongamos como nos pongamos. Pero señala el camino imprescindible: hay que trabajar desde ya para que esto no vuelva a pasar un año más. Hay que organizarse para que alguien defienda los intereses de Alicante y fuerce a nuestros legítimos representantes a dar la cara, más allá de la disciplina de Grupo y de partido que les garantiza tranquilidad en la poltrona. La petición de plante a los diputados alicantinos es una manera gruesa pero efectiva de que aflore la triste evidencia de lo poco que nos representan nuestros representantes cuando los intereses de quienes los elegimos chocan con los intereses de sus partidos. Sabemos los que se sumarán festivamente al asunto por el río revuelto y las consiguientes ganancias (no son los míos los que han hecho este roto) y quiénes se esconderán detrás del escaño por la disciplina de voto (hay que trabajar sin ruido: estas cosas no nos llevan a ninguna parte). Pero está muy bien que los empresarios exijan claridad. Y esta vez no está feo señalar con el dedo qué va a hacer cada uno de los diputados alicantinos, sobre todo los que tengan que expresarle a su partido y a su Gobierno la barbaridad que están haciendo con esta tierra. Por cierto, el llamamiento hubiese debido incluir a todos los diputados de la Comunidad Valenciana, no solo los de Alicante, porque es toda la Comunidad la que está viéndose afectada por ese agravio. En cualquier caso, el toque de atención a la Generalitat y su falta de un papel relevante en esta fiesta es también muy pertinente. El roto de los PGE no se va a arreglar en los Presupuestos de la Comunidad. Son cosas distintas.

La explicación de la protesta ante los medios de comunicación por el agravio presupuestario con el que el Gobierno de Pedro Sánchez ha vuelto a castigar a Alicante es el prolegómeno explicativo, inteligentemente expuesto en Madrid. La clave de verdad es lo que pase el próximo día 27 ante la Subdelegación de Gobierno.

Y una cosa más:

La pertinaz, que así era como le llamaban a la sequía hace años, ha impedido que llegue a la provincia ni una gota de agua del trasvase Tajo-Segura para riego desde agosto. Lo poco que llegaba era para consumo humano. Ahora ya, ni eso. El trasvase se ha roto una vez más y estará cortado hasta diciembre… si Dios quiere. Las últimas averías del acueducto eran para un mes y duraron medio año. No es extraño que un informe del Consell revele que en los últimos cinco años no nos ha llegado ni la mitad del agua que por ley nos correspondía. La Mancomunidad del Taibilla tiene reservas hasta febrero. Luego estaremos a merced de la desalación, con agua a precio de Möet Chandon.  Mientras tanto ya hemos conseguido que el 73% de los cultivos de regadío de la provincia utilicen sistemas que ahorran agua. Luego dirán que malgastamos recursos hídricos.