Estoy seguro de que todos ustedes conocerán la historia del aprendiz de brujo, un joven que entra a trabajar con un famoso hechicero para aprender el oficio y que, cuando el maestro lo deja solo, encargado de limpiar la mazmorra en la que practica sus sortilegios, no se le ocurre otra cosa que encantar una escoba para que realice el trabajo por él, con funestas consecuencias, ya que el joven mago no encuentra la fórmula para detenerla una vez que cobra vida.

el aprendiz de brujo

El aprendiz intenta desactivar la escoba partiéndola con un hacha, pero cada una de las astillas resultantes cobra vida propia y éstas empiezan a vaciar el agua de los baldes preparados para la limpieza; cuando el brujo vuelve y observa lo ocurrido deshace el hechizo, indicando a su pupilo que sólo un mago experimentado debe invocar a espíritus tan poderosos.

Dibujos animados

Qué duda cabe de que quien más ha contribuido a popularizar esta leyenda ha sido la factoría Disney, pero quizás algunos no sabrán que esos conocidísimos dibujos animados del ratón Mickey están basados en un poema del excelso escritor alemán de finales del siglo XVIII y principios del XIX Johann Wolfgang von Goethe, escrito en 1797 y titulado, precisamente, Der Zauberlehrling (El aprendiz de brujo).

Pero no es la magnífica balada de Goethe la primera obra literaria en la que se describe el mito del aprendiz de brujo. De hecho, existe un precedente de un sirio del siglo II a. C., Luciano de Samosata, quien escribió toda su obra en griego antiguo. En concreto, en una de sus sátiras que en latín se transcribió como Philopseudes (Amante de las mentiras), ya se hablaba de fenómenos sobrenaturales similares. También hay varias transcripciones apócrifas medievales de relatos del poeta romano Virgilio en las que aparecen historias semejantes.

Pero no es la magnífica balada de Goethe la primera obra literaria en la que se describe el mito del aprendiz de brujo

Posteriormente, pero antes de que se hiciera mundialmente conocido gracias a Fantasía, la producción de Walt Disney a la que me refería anteriormente, el mito ha sido empleado para inspirar obras tan dispares como El Manifiesto Comunista (1848), de Karl Marx y Friedrich Engels, en el que comparan la sociedad burguesa moderna con «el hechicero que ya no es capaz de controlar los poderes del mundo inferior al que ha invocado con sus hechizos», o el poema sinfónico basado en las estrofas de Goethe que compuso Paul Dukas en 1897.

Constantes atemporales

Sea como fuere, lo que supone un hecho incontrovertido es que mitos como el del aprendiz de brujo, igual que otros como Fausto, un drama del propio Goethe, su mejor obra y una de las cumbres de la literatura universal, son constantes atemporales. A decir verdad, la expresión «aprendiz de brujo» ha pasado a ser un adagio popular para referirnos a las personas que, sin una formación adecuada, pretenden extender su magisterio sobre otros que dominan mejor la materia en cuestión.

Estos aprendices de brujo no supondrían peligro alguno si sus fechorías se circunscribieran al ámbito de la ficción o al de temas de menor importancia. Pero la política patria, convulsa donde las haya, está generando demasiados personajes a los que se podría catalogar bajo ese epígrafe y que se dedican a legislar sobre materias que son de una importancia capital para el futuro de nuestra nación, como por ejemplo la educación.

Una de las paredes que decora un centro educativo Miguel Angel Montesinos

Trabajo diario

Se han vertido ríos de tinta sobre lo absurdo de los sucesivos cambios legislativos en esa materia, algo menos sobre el último y más incomprensible de todos, el que representa la inefable LOMLOE, pero poco se habla de las personas que, con su trabajo diario, consiguen que, a pesar de los políticos, los centros educativos de nuestro país sean un espacio de convivencia y de formación de gran calidad: nuestros maestros y profesores.

Precisamente esta semana, dentro de las funciones que tengo atribuidas en mi trabajo como inspector de Educación, visité uno de ellos, el CEIP Reyes Católicos, de Guardamar. Estuve hablando largo y tendido con la directora, una mujer que vive la educación con gran pasión, y tuve la fortuna de poder recorrer el centro y hablar con algunos de los maestros que prestan servicio en él y que me explicaron sus proyectos y sus formas de trabajar: las maestras de Inglés en su aula, dos maestros de primaria, jóvenes, con muchas ganas y con unas ideas innovadoras, pero no estrafalarias como parece estar de moda, y las maestras de infantil, vocacionales donde las haya y que además me invitaron a café mientras departíamos durante su descanso. No es por dar envidia, pero trabajar así no tiene precio.

Estuve hablando largo y tendido con la directora, una mujer que vive la educación con gran pasión, y tuve la fortuna de poder recorrer el centro y hablar con algunos de los maestros que prestan servicio en él

CEIP Reyes Católicos de Guardamar

Además, el CEIP Reyes Católicos está de celebración. Este año cumple su quincuagésimo aniversario. El centro comenzó su andadura en 1972, en unas instalaciones adecuadas a la Ley General de Educación de 1970 (la de la EGB y el BUP), sobre las que se han realizado diversas adecuaciones hasta el día de hoy, en el que el colegio cuenta con unas modernas y magníficas dependencias, ubicadas además en un marco incomparable de la bonita localidad de Guardamar del Segura.

El centro comenzó su andadura en 1972, en unas instalaciones adecuadas a la Ley General de Educación de 1970 (la de la EGB y el BUP), sobre las que se han realizado adecuaciones hasta el día de hoy, en que cuenta con modernas y magníficas dependencias

Mochilas de los alumnos de un centro educativo Miguel Angel Montesinos

Como es lógico, la comunidad educativa del colegio va a celebrar la efeméride como se merece. Desde principio de curso se han organizado diversas actividades, dirigidas especialmente a los alumnos, pero también habrá un acto para toda la comunidad educativa, la actual y la que ha pasado por el CEIP Reyes Católicos a lo largo de estos cincuenta años, el próximo día 4 de noviembre, a las seis de la tarde. Yo también he sido invitado, lo que supone para mí un gran honor y una alegría. Muchas gracias a todos, es un placer trabajar junto a vosotros y aprender tantas cosas cada vez que visito vuestro colegio.