El 16 de octubre de 2010, los componentes del Taller de Pintura de la Escuela de Adultos Mercé Rodoreda, de Elche nos reuníamos por primera vez en el colindante Hort de la Tía Beleta para dibujar y pintar del natural. Resulta que la dirección del centro educativo había optado por prescindir del Taller de Pintura y nos encontrábamos en la calle.

El colectivo artístico ha cumplido 12 años y sigue adelante. | INFORMACIÓN

Si bien la ocupación del huerto de palmeras fue experimental y mientras emprendíamos acciones para rescatar el Taller, pronto se vio lo gratificante que resultaba dibujar y pintar al aire libre. Así que enseguida se consideró la opción de poder volver los viernes a las clases de pintura en el centro educativo y los sábados por la mañana dedicarlos a dibujar en el Hort.

12 años de cuadernos viajeros

Hort del Xocolater

En realidad, las clases en el Hort de la Tía Beleta tenían un enorme parecido con las clases que durante 35 años se venían llevando a cabo en la Escuela de Pintura del Hort del Xocolater, de la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo). La enseñanza era libre y no se seguía una programación reglada. El mayor aprendizaje devenía de los compañeros de clase y de la personalidad Y profesionalidad del profesor; es decir, lo que llamamos la enseñanza informal.

12 años de cuadernos viajeros

Para este caso de la educación artística en el Hort de la Tía Beleta, pronto se optó por prescindir de la figura del profesor oficial y contar solamente con la observación de los trabajos de los compañeros. Teníamos la suerte de que se nos habían añadido al grupo algunos amigos de mi juventud, dibujantes y pintores, y otros amantes del dibujo, ya fueran profesionales o no. Así que disfrutaríamos de la enseñanza horizontal en todo su esplendor, aprendiendo los unos de los otros, codo con codo.

Algunas semanas después, el mismo director del «Mercé Rodoreda» nos llamaba entusiasmado para concedernos de nuevo el Taller de Pintura de los viernes, que en la actualidad continúa su labor, en turnos de mañana y tarde, bajo la dirección de José Vicente Coves, el mejor profesor que podíamos haber encontrado por estos lares para enseñar a dibujar y pintar como Dios manda.

Viajes organizados

Al mismo tiempo, las jornadas de los sábados por la mañana al aire libre ya habían prendido lo suficiente como para pasar del espacio del Hort de la Tía Beleta a expandirse por toda la ciudad y buena parte de la geografía nacional, en viajes organizados. Fue cuando comenzamos a soñar en irnos a la selva un par de años y regresar a casa con un montón de cuadernos dibujados. Sueño que todavía nos mantiene imbatibles.

En adelante, los dibujantes que dibujábamos sobre cuadernos y nos movíamos de aquí para allá, adoptaríamos el nombre de Cuadernos Viajeros, tendríamos nuestra página web y seguiríamos los pasos de los Urban Sketchers (Dibujantes Urbanos), que muestran sus dibujos por internet. Dibujaríamos in situ cuanto nos llamara la atención y nos enseñaríamos los resultados alrededor de un plato de calamares y una buena cerveza. Sería nuestro tiempo de correcciones. Para cualquier consulta estamos en www.cuadernosviajeros.com.

En la actualidad, ese nutrido fondo de imágenes de tantos años dibujando por la ciudad toma forma visible en la edición de puntuales recopilatorios temáticos, para conmemoraciones y regalos de protocolo. Por otro lado, las instituciones más variopintas de la ciudad acuden a Cuadernos Viajeros para contar en sus actividades con nuestras empáticas sesiones de dibujo. Cosa que hacemos encantados.

La aceptación ha sido un éxito y ahora estamos todos con nuestro cuaderno empezado que no sabemos qué hacer con él. Hay quienes consideran que lo mejor sería que otros compañeros fuesen añadiendo dibujos hasta terminar las páginas.

Celebración

Para la celebración de los 12 años de la fundación de Cuadernos Viajeros, este 16 de octubre de 2022, la feliz idea de una cuadernista nos ha puesto a trabajar a todos los componentes del grupo en un cuaderno normalizado que a modo de amigo invisible se repartiría entre los participantes. Es decir, cada dibujante empezaría su cuaderno con dos o tres dibujos y lo metería en un sobre. Finalmente, todos esos sobres anónimos serían depositados en una mesa a la espera de ser escogidos al azar por cada autor participante.

La aceptación ha sido un éxito y ahora estamos todos con nuestro cuaderno empezado que no sabemos qué hacer con él. Hay quienes consideran que lo mejor sería que otros compañeros fuesen añadiendo dibujos hasta terminar las páginas. Y los hay que prefieren continuar dibujando ellos solos hasta rematar el cuaderno. De cualquier forma, el carácter memorial de nuestra primera docena de años juntos ha quedado resuelto de una manera muy creativa y muy solidaria. Enhorabuena.

Continuará…