Del mismo modo que un optimista puede ser visto como un pesimista falto de datos, un no-agraviado en Alicante tiene toda la pinta de ser un agraviado mal informado. Perdonen el juego de palabras, pero los datos son tozudos y cuando se sitúan en el contexto adecuado, como pasó ayer con el informe presentado por Ineca y la CEV sobre el grado de ejecución presupuestaria gubernamental, nos colocan en posiciones muy complicadas de explicar. Resulta que el problema ya no es (solo) que el Gobierno nos haya llevado en los Presupuestos de 2023 al Sahel de las inversiones públicas en España, dejándonos los últimos como si fuéramos parte del desierto aludido, es que luego de lo que promete, que es una miseria, solo cumple el 42%. Ojo, no solo el de Sánchez, toditos todos los gobiernos de España que han pululado por nuestra política en los últimos tres lustros. En los últimos 15 años, 2.917 millones, es decir el 58% de lo que se presupuestó en inversiones, nunca llegaron. Nos dijeron que llegarían 5.028 millones y llegaron en realidad 2.111. Si tomamos como referencia el PIB provincial, el roto es de 1.717 millones. Pero si tomamos como referencia la población, alguien es responsable de que 3.523 millones se hayan quedado por el camino. Eso son 234 millones al año durante esos 15 años.

Nacho Amirola, presidente de Ineca, proporcionó ayer una reflexión importante al presentar este estudio: llegar a estos datos no es fácil, porque lógicamente ningún gobierno tiene interés en que se le vea el cartón, como a los juguetes viejos. Me dirán los que se sienten no-agraviados que esto pasa con todos los presupuestos. Ya. Pero cuando lo que te dan es poco, menos de la mitad es casi nada. Que es muy distinto de lo que les pasa a los que les dan algo, el recorte del cumplimiento inversor real lo deja en poco. Ya no hablo de los que se llevan la parte del león. A esos les da igual que luego el cumplimiento sea paupérrimo.

El informe también echó por tierra las buenas intenciones “compensatorias” del Consell, al recordarle que las competencias de Generalitat y Gobierno central son diferentes. Estar infrafinanciado por un lado y sobrefinanciado por otro contribuye poco al equilibrio. Pero es verdad que esta es una reflexión para ricos. Y aquí quieren que seamos pobres.  Hoy empezaremos a ver hasta qué punto empezamos a entender esto un poco en la provincia.

Y una cosa más:

Un dato más que aumentará, sin duda, el estrés de los progenitores actuales: nuestros hijos no utilizan la tecnología y las redes adecuadamente, pero es que 4 de cada 10 padres ni se enteran (ni nos enteramos) de ello. Y aumentará el estrés porque, es duro admitirlo, sin duda la responsabilidad es nuestra en gran medida. La disponibilidad de móvil, “aconsejable” a los 12 años (es muy opinable esta opinión de los expertos, pero tomémosla como referencia) ha caído ya a los 9 años. Qué buenos tiempos aquellos en los que el problema es que veían mucha televisión. Al menos, sabíamos lo que veían. Ahora lo ignoramos.

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