Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Al azar

Matías Vallés

El gobierno se mete en el hormiguero

Pablo Motos besa en el cuello a la cantante Anastacia. Antena 3

La invocación de la maligna aunque ficticia «violencia política» debía ser seguida por fuerza con otra fabulación, la «violencia televisiva». Reconozco el éxito de El hormiguero en el terreno de la programación infantil, pero no me parece razón suficiente para que el ministerio de Igualdad invierta dinero público en denigrarlo. De modo indirecto, ni siquiera han tenido el valor de un ataque frontal. Y dado el protagonismo absoluto de Pedro Sánchez en su ejecutivo, me extraña que no hayan excavado la escena donde el presidente del Gobierno asumía expresamente su belleza física en el susodicho show de Antena 3.

No sabría distinguir a El hormiguero de Sálvame, con sus muñecos y tertulianos intercambiables. Solo he visto la deprimente entrevista íntegra de Pablo Motos a Arturo Pérez-Reverte, porque el novelista tuvo la astucia de obligarle a prescindir de sus efectos especiales de feria de pueblo. Sin embargo, el Gobierno logrará caerme peor si insiste en publicitar ese retablillo. Además, la censura de una pregunta a Elsa Pataky que recibió la cuestión con una sonrisa, es un primer paso para que Podemos decida los cuestionarios que considera óptimos. «¿Cómo se encuentra hoy, señor ministro?» es una pregunta irreprochable por su ausencia de «violencia política», pero le falta algo de mordiente.

Dado que el ministerio de Igualdad desarrolla con fondos públicos la misma política dictaminada por Pablo Iglesias desde la escudería de Roures, tal vez habría que recordar que se trata del productor de películas de Woody Allen, un genio sobre el que aguardamos un pronunciamiento. No de Elsa Pataky, sino del Gobierno. No hay ninguna entrevista de mérito que no contenga preguntas turbadoras, y me sorprende que las hayan encontrado en El hormiguero tibio. A mi juicio, forma parte de los artefactos promocionales sin ningún valor para describir la realidad, vehículo para artistas que se enredan con «es mi mejor película, me ha costado mucho meterme en el personaje pero estamos muy contentos con el resultado». Y luego se quejan de que la audiencia huya de la televisión.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats