Leer las nominaciones

Nominaciones de los premios Goya

Antonio Sempere

Antonio Sempere

La lectura pública de los nominados a los Goya se convirtió, una vez más, en una muestra de lo complicado que resulta leer en público y mantener la compostura en un acto que debería revestir un mínimo de seriedad y empaque. ¡Que estamos hablando de una Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España!

Lo sorprendente es que la lectura corre a cargo de profesionales del gremio actoral. Y no unas profesionales cualesquiera. En esta ocasión fueron Blanca Portillo y Nora Navas las encargadas de abrir los 28 sobres y pronunciar los nombres de los cinco nominados por categoría (seis en el caso de un empate).

Lo hicieron con titubeos, risitas, incapaces de pronunciar un apellido vasco como el de Maite Arroitajauregi en ninguna de las dos ocasiones que fue citada (por la mejor música y por la mejor canción); fallando también ante el nombre del director de la película europea Belfast, Kenneth Branagh; con carencias de seguridad a la hora de mencionar numerosos nombres que debieran dominar. Todo ello envuelto en un ambiente muy dado a la broma, más propio de una entrega de premios de un instituto de secundaria que de una institución de semejante rango.

Cuando los elegidos para la lectura eran jóvenes actores muy mediáticos, ya nos quejábamos de su constante incapacidad para leer cinco nombres seguidos con fluidez. Pero que tengamos que ver a dos señoras de la escena con Goyas en sus vitrinas en estas circunstancias causa cierto estupor.

Una de las grandes asignaturas pendientes de los españoles, sea cual sea su oficio, es la de aprender a leer en voz alta proyectando: sea un listado, una nota, no hablemos ya de un texto periodístico. Qué poquísimos saben hacerlo.