Hablemos claro, ad cautelam...

Salón de actos de la sede del Colegio de Abogados de Elche, en imagen de archivo

Salón de actos de la sede del Colegio de Abogados de Elche, en imagen de archivo / Información

Cristina Birlanga

Cristina Birlanga

Hace unos días, mi sobrino me dijo: “Tía, me ha dicho mi profe que los decanos son limpísimos”. Tras pensarlo un poco, le contesté: “Será ilustrísimos, ¿no?”. Me sonrió y exclamó: “!Eso¡”… Pero sabéis una cosa: creo que tenía razón, creo que los decanos han de ser limpísimos y sacar todo el lustre a los colegiados. Y no es una empresa complicada porque ya lo tienen, solo hay que recordárselo y tratarlos como lo que son: profesionales merecedores de todo el reconocimiento.

Confieso que decidí presentarme a decana para dejar de quejarme. Reconozco que a mí, dar relumbrón a la abogacía como ente abstracto me importaba entre poco y nada. Mis objetivos son más concretos, viables y realistas: reponer el respeto debido a cada abogado, empezando por mí misma. 

Con esa idea, me puse en marcha, con el apoyo de compañeros y la confianza de otros muchos y aquí estamos: de campaña electoral. Me presento a decana del Ilustre Colegio de Abogados de Elche. Mi equipo se ha convertido en una dinamo donde el resultado es mucho mayor que la suma de sus partes. Una orquesta compenetrada que toca en “allegro”, motivada, empática y entregada. Cada uno de ellos tiene una trayectoria valiente, coherente y, sobre todo, enriquecedora. Son mi orgullo y la esperanza para los abogados ilicitanos.

Nosotros defendemos la gestión directa de los problemas de nuestros compañeros, las soluciones inmediatas, rápidas y sencillas, sin comisiones intermedias, sin dilaciones y burocracia dilatadora. Y que nadie confunda lo sencillo con lo superficial. La inteligencia, según la RAE, es la capacidad de entender o comprender; la capacidad de resolver problemas; habilidad, destreza y experiencia. Todo eso lo tenemos y lo practicamos. 

Creemos en nuestro proyecto, no necesitamos para esta cruzada jefes de prensa ni directores de campaña. El marketing está bien para los buenos productos que se venden caros o para el mal producto; el producto bueno, a su justo precio, se vende solo. Si no somos capaces de convencer de la viabilidad y buenos resultados de nuestro programa a compañeros que nos conocen o que nos pueden conocer, si no podemos transmitir la pasión, la valentía y nuestra profunda implicación, no merecemos ser su Junta. 

Me gusta la gente y se me nota, tengo amigos por encima de mis posibilidades, soy políticamente incorrecta, educada, temeraria y prudente, impaciente, irónica, me caigo (literalmente) y me levanto esperando aplausos por mi estilo en las calamidades, soy de las que apura los plazos y rindo el doble bajo presión, me encanta estar en Sala, en Comisaría.

Mi equipo me atempera, me complementa, son una prueba fehaciente de mi mejor don: reconocer el talento en los demás. Y queremos ganar. Necesitamos un cambio y, desde esta candidatura, sabemos que somos el aire nuevo, nuestro bienestar profesional está ligado al de todos los compañeros. Convertiremos el Colegio en nuestra dinámica sede social; haremos cursos interesantes, prácticos, habrá formación en materias inéditas hasta la fecha como oratoria, gestión de cobros, etc; ampararemos a nuestros compañeros en una defensa integral, frente a organismos judiciales o administrativos, daremos la cara por todos ellos, cada uno en su circunstancia, jóvenes y mayores, procesalistas, gestores, laboralistas…; rentabilizaremos las instalaciones y con el producto bajaremos todas las cuotas; realizaremos convenios y acuerdos con distintos Colegios de la Provincia, no sólo de Abogados sino también de Procuradores, Economistas, Graduados Sociales, etc.; daremos cumplida e inmediata cuenta de las decisiones de la Junta, sometiendo a consulta de los colegiados las cuestiones más relevantes, entre ellas, nuestra postura ante las decisiones o propuestas del Consejo General de la Abogacía Española, Consejo Valenciano de Colegios de Abogados, etc, donde defenderemos sin flaqueza la voluntad de nuestros colegiados; en definitiva, haremos del Colegio nuestra casa y dejará de ser la embajada en la que se ha convertido ahora.

Siendo pequeña le pregunté a mi abuela (sí, mi familia da mucho juego) que quién era más guapa, si Ava Gardner o Grace Kelly. Mi abuela me contestó que eso era muy relativo porque eran dos tipos de belleza muy diferentes. Yo asimilé la lección y, al rato, le dije: “Entonces no se puede asegurar si es más guapa Gracita Morales o Marisol, ¿no?”. Ella me miró y me aclaró: “Cris, todo es relativo, pero no tanto…” 

Somos tres candidaturas, dos continuistas, la nuestra disruptiva, sin compromisos con juntas anteriores o vinculaciones con grupos empresariales, no podemos compararnos. O te gustan unas o te gusta la otra, no hay relativismo posible. Unas desean dar dignidad a la Abogacía; la nuestra pretende resaltar la nobleza de cada compañero, porque ya la tiene y es cometido de la Junta de Gobierno del Colegio que no se le olvide.

Por eso queremos que el día 17 de diciembre vayan todos a votar. Los que deseen un cambio, por nosotros; los que estén satisfechos con la situación actual, por las demás candidaturas. Que voten con coherencia y con conocimiento de cada propuesta. Y que nadie se lleve a engaño, ser disruptivos significa irrumpir en el status quo, en lo establecido, en lo obsoleto, para innovar y conseguir soluciones distintas.