Caluroso enfrentamiento en “Finlandia”

Irene Escolar e Israel Elejalde, en "Finlandia"

Irene Escolar e Israel Elejalde, en "Finlandia"

Marc Llorente

Marc Llorente

Finlandia

TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

** ½

Texto y dirección: Pascal Rambert

Producción: Kamikaze y Teatro de la Abadía

Los conflictos de pareja no dejan de existir en la realidad y, por tanto, en la literatura y el arte. «Finlandia», del francés Pascal Rambert, expone un recital en este sentido, entre un padre y una madre y la custodia de la hija. Y ello en la habitación de un hotel de Helsinki, donde la mujer se aloja, ya que es actriz y se encuentra rodando una película.

Hasta allí se desplaza él, que también es actor. Estos detalles no repercuten en el meollo del asunto. ¿No había momento mejor para airear diferencias? El hombre ha viajado 4.000 kilómetros por carretera y lleva camisa hawaiana y calzoncillos en una noche de discusión.

El espacio escénico de Rambert es realista, aunque las escenas no se acomodan en el realismo y van un poco más allá. Los aspectos inverosímiles deben tener una cierta verosimilitud. Si no, los golpes de efecto tienen escasa convicción y gana la incongruencia. Pero quedémonos con lo esencial. Todo se sitúa en una acalorada pelea en la fría ciudad del norte de Europa.

Un teatro de texto, traducido y adaptado por Coto Adánez, con la violenta palabra de Irene Escolar e Israel Elejalde, bajo la dirección del propio Rambert, quien en el programa de mano, sin comas ni puntos, compone lo que ha hecho en su pieza. Una escritura rápida y brutal.

La nieta de Irene Gutiérrez Caba y su compañero de fatigas llevan a efecto el difícil trabajo y se lucen. Elejalde tiene catorce años más que ella, a la que no se le entiende muy bien en la aceleración verbal, y no parece que encajen del mejor modo. No transmiten el encanto artístico de una impetuosa (y redundante) oposición, en la que muchas veces se oye la voz del autor con rebuscadas expresiones, no la de los personajes.

Aun así, acogen adecuadamente lo relativo a determinadas materias. El desamor, la inseguridad, el sexo, los engaños, el egoísmo, los celos o el acoso en una reciprocidad de amplios parlamentos con el vehemente ritmo de una guerra. Noa García es la hija que aparece en la recta final. Un final ambiguo. Y los espectadores llenaron el Arniches.