Palabras gruesas

Preguntas sin respuesta en Alicante

Unos jóvenes pasean por Alicante.

Unos jóvenes pasean por Alicante. / PILAR CORTES

Carlos Gómez Gil

Carlos Gómez Gil

Alicante es una ciudad que no nos deja indiferentes. Pasear por sus calles, recorrer sus barrios, transitar por sus espacios públicos representa un ejercicio de aprendizaje sobre la política municipal que se ha llevado a cabo en su Ayuntamiento desde hace décadas, donde toman cuerpo el abandono, la especulación, la incuria, la ausencia de planificación urbanística y la falta de disciplina. Pero también demuestra la imprevisión, el alejamiento de las necesidades de los vecinos, las decisiones caprichosas y con altas dosis de oportunismo político. Si a ello añadimos la escasa preparación de no pocos ediles que han dirigido importantes concejalías, el desinterés de un buen número de técnicos y jefes municipales, junto a una visión con demasiada frecuencia paleta y provinciana de la gestión municipal, tenemos como resultado un sinfín de hechos inexplicables que modelan la ciudad e inundan sus espacios públicos. Basta con recorrer cualquiera de los barrios de Alicante para acumular preguntas e interrogantes para los que no es fácil encontrar respuesta.

Hace años, el Ayuntamiento de Vitoria me pidió participar en el desarrollo de políticas para la ciudad que formaban parte de mis áreas de trabajo y por las que se interesó personalmente su alcalde, José Ángel Cuerda, uno de los regidores más votados y queridos por entonces, que fue fundamental para convertir esta capital en una de las de mayor calidad de vida y bienestar de España. José Ángel era un alcalde tan cercano como culto, con una talla humana difícil de encontrar en política, enormemente querido, entablando una entrañable amistad.

Al poco tiempo, vino hasta Alicante para dar una conferencia, ciudad que nunca había visitado, y me pidió que le diera un paseo para conocerla mejor. Ya le advertí de que, sin duda, lo que iba a ver era bien distinto a lo que estaba acostumbrado a pisar en la magnífica ciudad que dirigía, su querida Vitoria. De manera que fuimos paseando por calles y plazas, subiendo al Barrio y bajando hacia el Centro, bordeando el Mercado Central y llegando hasta Canalejas. Y el alcalde de Vitoria no paraba de detenerse en muchos ejemplos del abandono que salpicaban todos los espacios por los que paseábamos, preguntándome si eso llevaba así mucho tiempo. Al final de nuestro recorrido le llevé ante uno de esos edificios históricos que ha sido pasto de la especulación más salvaje, y mirándolo en silencio durante un buen tiempo, me preguntó: pero, ¿cómo ha sido posible tanto abandono en Alicante?.

Lo cierto es que acumulamos preguntas sobre el abandono y la desidia en Alicante para las que no encontramos una única respuesta, sobre las que podríamos escribir una enciclopedia. Vamos con algunas de ellas.

¿Por qué el equipo de gobierno municipal mantiene abandonados tantos parques y espacios públicos, como se puede comprobar transitando por ellos, sin proceder a un mantenimiento sistemático y continuado, en lugar de programar y ejecutar inversiones muy costosas sobre esos mismos espacios degradados, que lejos de necesitar costosas inversiones requieren de un continuado mantenimiento? ¿Por qué el equipo de gobierno municipal prefiere gastar el dinero público en inversiones millonarias en lugar de dedicarlo a mantenimientos mucho más baratos?.

¿Cómo se pueden mantener abandonados, pasto de la degradación, sometidos al deterioro y al vandalismo, o cerrados, edificios y equipamientos municipales que han costado mucho dinero de las arcas municipales, para los que incluso se han solicitado subvenciones europeas o del Estado, ante la indiferencia, la pasividad y la negligencia municipal? ¿Cómo se puede tener el edificio del fracasado observatorio medioambiental, construido con fondos europeos, sometido al vandalismo y al abandono? ¿Cómo se puede mantener la futura comisaría de la policía local de playa de San Juan sin terminar desde hace tantos años? ¿Cómo puede estar la torre Sarrió, ubicada en un extremo de Miriam Blasco, cerrada desde hace meses tras gastar en su reforma miles de euros en un barrio que carece de equipamientos municipales? ¿Es así como cuida este equipo de gobierno en el Ayuntamiento los equipamientos y recursos municipales?

¿Por qué nuestro alcalde, Luis Barcala, en lugar de salir a criticar a la Generalitat por no conseguir para Alicante la sede de la Agencia de Inteligencia Artificial y acusar al Gobierno central de otro agravio hacia la ciudad no se dedica a sus competencias, que no son pocas y están más que desatendidas, y cuida nuestra ciudad para sumar más potencial en cualquier candidatura futura? ¿No habría sido Alicante una mejor aspirante si previamente no hubiera sido noticia a nivel nacional por multar a su población más vulnerable por dormir en la calle o pedir para poder comer y si no estuvieran sus calles tan sucias que destaca entre las ciudades más mugrientas?

¿Cómo puede ser que el Ayuntamiento haya inundado de bancos nuevos, uno tras otro de manera continuada, un tramo sin habitar, sin viviendas y sin transitar, en las aceras de la Vía Parque desde el barranco del Juncaret hasta la avenida de Denia, mientras tantas calles y parques de la ciudad carecen desde hace tantos años de bancos y lugares en los que poder sentarse? ¿Quién es el responsable de desparramar tantos bancos nuevos en zonas casi desérticas de la ciudad, con la falta que hacen en otros muchos lugares?

Son muchas otras las preguntas que tendremos que seguir haciéndonos.