En pocas palabras

Bernstein de ida y vuelta

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Precioso juego de espejos el que nos ofrece ‘West side story’, obra imperecedera gracias a la música de Leonard Bernstein. Si a finales de 2021 volvió a nuestras vidas gracias a la película de Steven Spielberg y a la versión que de ella hizo Gustavo Dudamel, a finales de 2022 ha sido gracias al ADDA Sinfónica, y a su vitalísima interpretación dirigida por Josep Vicent.

Alguien dijo que los dioses habían concedido al ser humano la posibilidad de hacer el amor en una habitación oscura para compensarles de su mortalidad. No estoy de acuerdo con este aserto. Mis mayores placeres siempre han ido ligados a las artes, nunca a lo sexual. Será por las dificultades que sufrimos los de mi orientación.

Tomé el ‘West side story’ spielbergiano como el merecido premio después de haber sufrido el castigo de la pandemia, que aplazó 52 semanas su estreno. Sus varios visionados en las salas de los Kinépolis alicantinos, con sus prodigiosos sistemas de imagen y sonido, valieron la espera. Entonces estábamos saliendo de la pesadilla, todavía con demasiados interrogantes. El reencuentro, justo un año después, en el Auditorio de la Diputación, con el ADDA Sinfónica y su programa monográfico ‘West end’, ha sido de todo punto revelador.

Catarsis sobre catarsis, la ‘Quiet City’ de Aaron Copland que precedió a las ‘Danzas sinfónicas’ de ‘West side story’ nos conmovió como hacía tiempo no lo hacía una pieza sinfónica. Los instrumentos de metal que sonaron desde los palcos laterales rubricaron el latido de la gran ciudad en 1939.

En el coloquio previo, Josep Vicent reivindicaba como clásica esta música, a la que sólo resta el paso del tiempo para serlo tanto como la de Beethoven. Berstein y sus coetáneos continúan estremeciéndonos.