La malversación siempre es lucrativa

La Comisión de Justicia aprueba derogar la sedición y rebajar la malversación

La Comisión de Justicia aprueba derogar la sedición y rebajar la malversación

Matías Vallés

Matías Vallés

La malversación es el patrón oro en la detección de la corrupción. Cumple el mismo papel inapelable que la PCR en la determinación de la covid, otra pandemia de similares proporciones a la apropiación indebida de caudales públicos. La inmensa mayoría de malversaciones incluyen sobornos cada vez más difíciles de rastrear, dados los refinados recursos que los Estados conceden a sus corruptos en paraísos fiscales, aunque por lo visto no rigen en la compraventa de diputados del Parlamento Europeo. Los gobernantes dejan siempre abierta una puerta de socorro a la penalización de sus conductas, por si acaso. Lo acaba de demostrar el Gobierno español, con su tosca reforma del Código Penal, pero hay ilustres precedentes. De la prevaricación se afirmaba que era «el delito indemostrable», debido a la cautela extrema «a sabiendas» que exigía su perfeccionamiento, además de recibir solo penas de inhabilitación.

No hay políticos medio malos, la malversación siempre es lucrativa aunque queda un poco feo que proteste el PP, campeón mundial en condenas por ese tipo penal. Sostener hasta el patetismo que Griñán no se benefició económicamente, olvida que solo su silencio lo mantenía en un cargo con múltiples prebendas. Matas confiesa que favorece a Urdangarin para aproximarse a la Familia Real, con los réditos incluso fotográficos adjuntos. En las concesiones arbitrarias a los empresarios de costumbre, la recompensa económica vendrá en diferido. O se depositará fuera del alcance de la más dedicada pero infructuosa investigación judicial, si no se vuelve contra los propios magistrados.

La audacia inconsciente de Pedro Sánchez le llevó a la sabia medida de unos indultos que pacificaron a Cataluña y beneficiaron los intereses del PSOE. El arrinconamiento de la sedición, el horrible crimen que condenó al aclamado Gandhi, es menos útil porque olvida la creatividad punitiva de los Marchena Boys. La situación empeora al alumbrar la malversación light, que favorece literalmente la corrupción a plena luz. Los antiguos malversadores ni pagarán ni penarán, el presidente del Gobierno ha desarmado al Estado.

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