Tiene que llover

En el túnel del tiempo

FIFA World Cup Qatar 2022 - Argentina Training

FIFA World Cup Qatar 2022 - Argentina Training / LEE SMITH

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Un buen amigo nacido a principios de los cuarenta se explaya sobre su primer Mundial. Fue la mejor España hasta que se puso la corona. Y revive aquel Brasil del 50 con el gol de Zarra y la gesta de haberse convertido en los únicos que pararon los pies al plantel del «maracanazo». Lo tiene tan fresco que recuerda cómo le decían al seleccionador que se dejara de historias y en vanguardia sacara a todo el Athletic. Confiesa que con el paso del tiempo ha llegado a pensar que vio los partidos en televisión. Sí, claro, por Movistar.

La primera cita de ese calibre en la que no hubo que esperar al No-do fue Inglaterra ́66 donde los españolitos se subieron a la chepa de Sanchís tras su cabalgada de raza en una escuadra a las órdenes de quien liquidó a la URSS en el Bernabéu, el tal Villalonga, militar por supuesto. Pero la alegría duró poco y Uwe Seeler nos mandó a casa. Por fin nos dispusimos a seguir las evoluciones de mitos cuyos vuelos cincelamos en la cabeza empezando por la perla negra que le había dado a los suyos los torneos precedentes y que hoy se relame con el hechizo que aún despliega Lionel desde su cama en el hospital Albert Einstein de São Paulo. Dos de los más grandes, conscientes de que se la juegan.

No le fue fácil a los virtuosos sobrevivir en aquella cita. Al «10» carioca y a Eusébio le dieron de todos los colores. Solo mi admirado Bobby Charlton sorteó el estropicio porque Nobby Stiles estaba en su once y porque no hubo más que ver la final para concitar todos los fantasmas. Sobre el césped se iba de frente dentro del estilo callejero. Las togas conservadoras del Constitucional debían profesar mucha afición ya entonces y ahí están, dale que te pego, sin disimular cuando las maniobras actuales son de una pasta más hipócrita en la que los hermanos franco/españoles del lateral izquierdo galo se revuelcan como si los hubiesen matado aunque la falta la hayan hecho ellos. Nada que ver con el plano frontal de cada partido a Infantino quien desde el trono observa complacido lo que se mueve a sus pies. Eso sí que da miedo.