La Diputación vs. la Generalitat

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto al presidente de la Diputación, Carlos Mazón.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto al presidente de la Diputación, Carlos Mazón. / INFORMACIÓN

Lucas Alcón Zaragozá

Lucas Alcón Zaragozá

A través de este medio nos informamos de la pugna verbal entablada entre los presidentes de la Diputación y Generalitat a raíz de haberse acordado aumentar sus haberes los miembros del Consell y de habérselos congelado los diputados provinciales para el próximo año.

Avanzamos que nuestra posición es favorable a la actualización de los correspondientes a los Consellers y de su Presidente y a la congelación de los que perciben nuestros representantes provinciales. Ello lo basamos en los dos parámetros a tener en cuenta al fijarse los emolumentos a percibir por el ejercicio de sus funciones, cuales son la dedicación y la responsabilidad.

Con respecto a ellos, traemos a colación unas declaraciones del ex conseller señor Rosado, quien decía: “Me despertaba a las cuatro y no me dormía; todavía estoy en ello”. Con esta cita dejamos constancia de que ejercía su cargo con plena dedicación y responsabilidad, desconociéndose que algún conseller lo haya compatibilizado con el ejercicio de su profesión. Caso distinto es el de algunos diputados que consiguieron el “plácet” para ejercer sus profesiones convirtiéndose en auténticos “supermanes”: ediles, diputados y ejerciendo, además, sus profesiones, incentivándose con ello el pluriempleo.

Mientras que la dedicación de los consellers es plena y exclusiva, no lo puede ser la de los diputados, pues al compartir sus cargos con los de ediles y/o alcaldes, no pueden dedicarse en exclusiva al ejercicio de sus actividades provinciales. Por lo que consideramos que no deberían gozar del referido complemento al ser la municipal su actividad principal, para la que han sido elegidos por la ciudadanía, resultando ilógico gozar de la dedicación exclusiva sobre la actividad accesoria a la principal, complemento que entendemos únicamente justificable en los cargos de la Presidencia y de la Vicepresidencia.

Por lo que respecta al otro parámetro, el de la responsabilidad, entendemos que la del President y la de sus Consellers se halla a años luz con respecto a la de los diputados y su Presidente. Mientras las competencias del Organismo Provincial son limitadas, las de la Generalitat son prácticamente ilimitadas, amén de extenderse a las tres provincias que conforman la Comunidad, llegándose a decir que, salvo contar con un ejército y entablar relaciones diplomáticas, nada escapa a su competencia. Por lo que consideramos inadmisible que el Presidente de la Diputación, aunque él no sea el responsable de ello al heredarlo de sus antecesores, perciba unos haberes superiores a los del President. Como también que el alcalde de Torrevieja disfrute de unas percepciones también superiores a las de aquel, al compaginar su cargo con el de vicepresidente provincial. Ello se evitaría si los partidos políticos no propusieran como diputados a alcaldes de poblaciones de más de 20.000 o 25.000 habitantes, ya que estos deberían dedicarse “exclusivamente” a gestionar los múltiples asuntos de la competencia municipal para lo que han sido elegidos por sus vecinos, facilitando el acceso al organismo provincial a alcaldes de poblaciones pequeñas.

Hace ya unos años el sempiterno alcalde de Benferri decía: “Llevo consiguiendo acta de concejal desde 1987 y nunca he entendido la fórmula para elegir los diputados de los partidos porque si no existieran estos pequeños pueblos no tendrían sentido las Diputaciones, para eso se crearon, para que la voz de las gentes más humildes llegaran a las Instituciones”.

En unas declaraciones, en el año 2005, insertas en este mismo medio, decía el alcalde de Torrevieja, además diputado autonómico (la distancia a Valencia es de unos 420 kilómetros, ida y vuelta) que “durante los doce años que ejercía allí gané mucho dinero”. ¡Cuán lejos están algunos políticos de aquel lema de Cáritas: Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir!. ¿Se habrán olvidado de conjugar el verbo compartir?