El instituto Jorge Juan: Medalla de la ciudad

Mª Dolores Mollá Soler

¿Conocen los alicantinos y alicantinas que el Instituto Jorge Juan es el más antiguo de la provincia? ¿Conocen sus fondos patrimoniales que desde su creación han ido donando alumnos y profesores? Seguramente, por todo ello, el pasado 16 de diciembre, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de nuestra ciudad, tuvo lugar la entrega de las medallas de la ciudad. Una de ellas se otorgó al que fuera el primer Instituto de Segunda Enseñanza de Alicante y provincia que se puso en marcha en 1845 y que, desde el 1960, por votación del Claustro de profesores pasó a llamarse Jorge Juan. Junto a nuestro centro, se otorgaron sendas medallas a la Ciudad de Alicante, al Doctor Balmis y a la Policía Local. Desde estas líneas mi felicitación.

Me uno, sin ninguna duda, a las palabras de agradecimiento a la Corporación Municipal que ha hecho posible dicha concesión, pronunciadas por el director actual del Instituto, Luis Eloy Martín Mata, en el acto de la entrega de la medalla. Por este motivo, he decidido realizar este escrito. El Instituto Jorge Juan forma parte de mi vida; en él, como alumna primero, como docente y como directora después, he pasado momentos fundamentales en mi trayectoria. Lo siento y lo quiero, como algo muy íntimo. A los 10 años, me examiné de ingreso de Bachillerato. Cada año volvía al Instituto a examinarme en la modalidad de LIBRE de Bachillerato y sus reválidas de 4º y 6º. El curso escolar 1979-1980 por concurso de traslado, me incorporé como profesora hasta mi jubilación en 2008. Lo viví intensamente todo ese tiempo. Por votación ocupé varios cargos y llegué a ser directora. Muchos recuerdos y sobre todo, el cariño de los alumnos y alumnas que en cada momento nos manifiestan, hacen que haya merecido la pena “el oficio de enseñar”.

La singularidad del Instituto es su historia. En primer lugar, su antigüedad como institución de Alicante desde mediados del siglo XIX. Durante mucho tiempo fue el único centro de Segunda Enseñanza, hoy Secundaria, en Alicante y provincia. Así nos convertimos en una de las pocas capitales de provincia de España que tenía un Instituto. Su trayectoria está unida a nuestra ciudad y a la provincia. De aquellos Institutos se dijo que eran las “universidades de provincia”. Su primera ubicación fue en la calle Villavieja, 9, conocida como la casa de la Asegurada, hoy Museo de Arte contemporáneo (MACA). Queda como recuerdo del paso del Instituto el nombre de la calle lateral: carrer l’Institut.

El curso escolar 1893-94 el instituto se trasladó a la calle Ramales, hoy Reyes Católicos, hasta que el 20 de octubre de 1954 se inauguró el edificio actual. Como anécdota, antiguos alumnos cuentan que trasladaron a pie todo el material y la cara de sorpresa de la gente al ver los animales disecados que daban un poco de susto. En 1960 el Claustro de Profesores acordó el nombre de Jorge Juan. Así, otra de las singularidades del centro es su patrimonio acumulado a lo largo de su dilatada historia. Gracias al esfuerzo de sus alumnos y profesores que han donado, mimado, protegido y cuidado a lo largo de los años unos bienes que siguen en el centro en silencio esperando una digna ubicación. Hay que recordar que, con motivo de la Celebración del 150 Aniversario de la creación del Instituto, durante el curso escolar 1995-1996, se construyó una maqueta de un futuro museo del Instituto que iría en un lateral del centro. Casi treinta años después, todo sigue igual.

Buena muestra de ello son las colecciones de fósiles, minerales y rocas, donación de D. Daniel Jiménez de Cisneros, profesor del centro desde 1904, uno de los paleontólogos más importantes del siglo XX que ayudó a la creación del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, quien ya manifestaba, hace más de un siglo, la falta de un lugar adecuado para todo este material. También forma parte el legado de D. Rafael Altamira, antiguo alumno, eminente jurista que llegó a presidir el Tribunal de La Haya, o la donación del profesor D Abelardo Rigual, un herbario de la provincia de Alicante, entre otros. Todo el patrimonio es una joya, como lo es también la Biblioteca. Como diría Gabriel Miró, antiguo estudiante del centro, “el lugar hallado”.

Como muestra lejana en el tiempo y por falta de espacio, citaré a antiguos alumnos además de los citados anteriormente: Emilio Castelar, Presidente de la I República, Vicente Esquerdo, eminente médico, Francisco Mas Magro, excelente doctor e investigador, Eleuterio Maisonnave, primer alcalde elegido democráticamente durante la I República, Francisco Giner de los Ríos, que puso en marcha la Institución Libre de Enseñanza, entre muchos otros. Como curiosidad, la primera alumna, Mercedes Caballero, se matriculó el año 1908. Por suerte, los tiempos han cambiado y el centro sigue ocupando un lugar de referencia social en nuestro sistema educativo. Por todo ello, quiero sumarme a la felicitación al Ayuntamiento que, con esta distinción, empieza a reconocer la valía de nuestro centro y que, con ayuda de otras instituciones, puedan hacer realidad una vieja aspiración que a lo largo de sus 177 años de historia se ha venido reclamando: una digna ubicación al patrimonio allí depositado para disfrute de los alicantinos y de los que nos visitan, como sería un museo.