En pocas palabras

Los 80 de Pepe Espadero

El bailarín y coreógrafo José Espadero

El bailarín y coreógrafo José Espadero / ISABEL RAMON

Antonio Sempere

Antonio Sempere

El bailarín y coreógrafo Pepe Espadero ha llegado a los 80 años hecho un pincel. Pero lo mejor es que a Pepe se le quiere y aprecia allá por donde va. Porque ha sido y es buena persona, ha tratado por igual a todo el mundo, y se ha desvivido (qué palabra tan preciosa, ‘desvivirse’) por ayudar allí donde se le ha requerido.

Parece algo sencillo y corriente. Debería serlo. Sin embargo, se torna excepcional en los tiempos que corren. Porque Pepe Espadero es humilde, siempre lo ha sido. La última de sus pretensiones ha sido figurar. Tras su jubilación jubilosa no ha parado de trabajar en lo que le gusta, contribuyendo a engrandecer el patrimonio de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza, sita en la parroquia de la Misericordia.

Aunque nuestra mano derecha no deba saber lo que hace la izquierda confieso que cuando este colectivo me honró con ser pregonero de su Semana Santa, comprendí hasta qué punto personas como Espadero y otras muchas anónimas son capaces de trabajar, a cambio de nada, con la única satisfacción de hacer más grandes a sus titulares.

Pepe Espadero es un hombre sencillo de costumbres fijas. Desayuna siempre en la churrería más castiza de la calle Mayor de Alicante, la Santa Faz, que regenta Tomás Sánchez, junto a sus hijos Tomás y Nieves. Lo hace siempre en la misma mesa, junto a la barra, cerca de la puerta. Antes de ir al Mercado de Abastos. El Teatro Principal acogerá el homenaje que se le va a tributar el 16 de enero, donde se estrenará un documental de Vicente Seva y Manuel Sánchez sobre su figura.