El turista de 2023: hiperconectado y a la espera de que su viaje a la Costa Blanca sea una aventura

El sector cierra un año más que aceptable, aunque todavía marcado por la pandemia, y arranca con el objetivo de cimentar la recuperación lastrada por una inoportuna tasa al alojamiento

Turistas paseando y pedaleando por Sierra Helada. Al fondo Benidorm este diciembre

Turistas paseando y pedaleando por Sierra Helada. Al fondo Benidorm este diciembre / David Revenga

F. J. Benito

F. J. Benito

Si algo bueno tiene también el turismo de la provincia de Alicante es contar con industriales veteranos que tras decenas de años en el sector y habiendo superado crisis y crisis sin que se resintiera el negocio han sabido cambiar el chip y adaptarse a los nuevos tiempos. Cualquiera que lea estas líneas, esté dentro o fuera del sector, seguro que tiene algún nombre en la cabeza. Les confieso que desde que en 1990 me encargaron dedicarme a fondo a pulsar la actualidad diaria del turismo (no en vano representa el 15% del PIB y genera 300.000 empleos directos), cada vez que escucho una reflexión, en concreto, de uno de los pioneros del Benidorm actual, José María Caballé, me paro a pensar en la capacidad que han tenido muchos empresarios para verlas venir y no perder la ilusión por esta aventura pese al desastre que supuso la pandemia, como es el caso del presidente del Servigroup, que llegó Benidorm nada más y nada menos que en los últimos coletazos del verano de 1969.

Su última reflexión fue clarificadora: la pandemia lo ha cambiado todo y ahora debemos volver a buscar al turista como cuando esto empezó y los comerciales se lanzaban a la carretera a la caza de los clientes, porque no todo lo hacían los turoperadores. Para añadir que, además, el turista actual no es el mismo, ni siquiera, que el de 2019, antes de que al maldito covid le diera por instalarse entre nosotros. No solo espera que el hotel sea una prolongación del salón de su casa en Liverpool o Burgos. Necesita algo más, al margen, por supuesto, de que el buffet sea de primera.

Y ahí voy; y perdonen si me he estirado mucho para enfocar el tema. Un estudio del turoperador Kuoni sobre los objetivos de los turistas de 14 países revela que el turista del presente, el que enfila 2023 como el año de la consolidación de esta recuperación de la que nos hemos quedado a las puertas este año, busca cosas diferentes. Uno de los primeros datos curiosos de la investigación es, por ejemplo, que los visitantes de entre 25 y 34 años son los que más quieren cuidar su aspecto durante las vacaciones. Y como ejemplo, el que uno de cada dos británicos, el principal mercado de la provincia, compre ropa para estrenar durante el viaje. Y estos son solo dos datos cualesquiera sobre nuestro cliente potencial de los muchos que hoy en día están en nuestra mano y hace apenas unas décadas eran impensables.

Una de la característica que define al nuevo turista, ese que va a protagonizar las vacaciones en los próximos años, es su hiperconectividad. Aquí no se puede clasificar al turista por edades. Bien sea un jubilado o un joven de 20 años, lo que define al viajero del año que arrancará en una semana es que quiere estar permanentemente conectado, de ahí que hoteles, apartamentos, empresa y Administración deban y, afortunadamente, lo están haciendo, trabajar en esta línea. El wifi gratis ya no es un reclamo, ni siquiera se publicita como un servicio a destacar del hotel. Hoy en día es un mínimo y su existencia en una habitación es tan obvia como la de una cama.

Pero no solo hace falta que el turista esté informado en tiempo real de cuál es la mejora hora para bajar a la playa. Debemos lograr que tenga desde que entra en el hotel la sensación de que el viaje no solo ha valido la pena, sino que ha superado sus expectativas, convirtiéndose incluso en una aventura que le haga salir de su zona de confort. Solo así la Costa Blanca será diferente de los destinos que han surgido en los últimos años, y no me refiero solo a Turquía y Túnez.

En cualquier rincón de España se puede vivir una experiencia que te haga repetir y todas las tenemos visibles a poco que usemos las redes sociales. Antes, apenas nos llegaban las anécdotas de alguien que había viajado a Maldivas o Dubai, alguna exclusiva del ¡Hola! mostrando sus bondades y poco más. Hoy, en cambio, podemos seguir a tiempo real en Instagram los viajes de nuestros conocidos, ídolos y famosos de medio pelo en cualquier rincón del mundo. Y luego comparamos, claro.

Todo cambia rapidísimo. Y, ojo, el clima y el hecho de que cada vez nos guste más salir de vacaciones en pequeñas escapadas también obliga a buscar fórmulas para que la provincia sea un destino atractivo los 365 días del año, no solo cuando el sol acompaña y disfrutamos de la playa. Posibilidad que también se ha estirado, por cierto, en el tiempo, gracias a ese cambio climático que en pleno diciembre invita incluso al baño en una mañana de sol radiante y 19 grados, aunque luego pasemos a una tarde de diluvio desapacible como seguro nos pilló a muchos y muchas el fin de semana pasado.

La investigación de Kuoni reveló, por otro lado, cuáles son las conductas individuales de los turistas que más desagradan a los otros viajeros con los que deben compartir ciudades, aeropuertos, hoteles o autocares. Lo que peor está visto es tirar desperdicios al suelo (74%). El ranking de comportamientos incívicos de los turistas sigue con ir sucio u oler mal (61%); hablar alto (44%); tomar fotos de los demás sin preguntar (40%) o actuar de modo extravagante (38%). Datos y más datos que nos pueden ayudar a pulir nuestro producto turístico. Los tenemos en nuestra mano.

Las vacaciones dan muchas oportunidades para olvidar las tradicionales inhibiciones del día a día. Es decir, cuando están fuera de casa, los turistas tienden a gastar más dinero en tiendas, restaurantes, atracciones.... (43%), a querer probar nuevas cosas (30%), a hablar con desconocidos (28%), a beber más alcohol (22%) y a vestir con diferentes tipos de ropas (18%). Los viajeros que más ataduras rompen con sus hábitos diarios son los turistas indios, los españoles y los de Hong-Kong. Así, sólo un 4% o un 6% de los viajeros de estos países dice que no hace nada fuera de lo normal durante sus vacaciones. Los españoles, junto con los finlandeses, son además los turistas que reconocen estirar más el brazo que la manga en gasto turístico cuando salen al extranjero (62% y 60%).

El informe de Kuoni reveló asimismo cuáles son las principales experiencias que buscan los turistas: ver sitios bonitos (69%); experimentar otro país para divertirse (60%); vivir nuevas experiencias (55%) y tener experiencias culturales (55%). Y por saber, con internet, hoy en día sabemos qué buscan, cuándo lo buscan y hasta qué gastan los turistas. No hay excusas.

Pero mientras nos subimos a este carro… al fondo, en la Comunidad Valenciana se vislumbra la amenaza de la la tasa turística, bautizada desde el pasado lunes 19 como Impuesto Valenciano de Estancias Turística (IVET), que ya tiene rango de Ley, negro sobre blanco, en el DOGV y entrará en vigor en diciembre de 2023. Si, la aplicación municipal será voluntaria, pero ya está ahí y aunque a cinco meses de las elecciones municipales no hay alcalde que se atreva a afirmar que la aplicará, a excepción de sus promotores (Compromís), ya veremos cómo acaba esta iniciativa tan inoportuna para el sector económico más regulado de la provincia y que gravará desde al cliente de un hotel de 5 estrellas a la persona que acampe en una finca particular con vivienda habilitada en regla. ¿Pero sabéis quién seguirá sin pagar nada? Quien viaje a un apartamento por Airbnb o de la manera tradicional y siga pagando en un sobre en negro al propietario. Y la última, ¿servirá la dichosa tasa como un argumento más a favor de los turoperadores para presionar los precios? Que me lo expliquen.