Tenemos que resetearnos

violencia machista

violencia machista

Vicente Magro

Vicente Magro

Cuando las situaciones se convierten en extremadamente complicadas y se percibe un incremento de la violencia, llega el momento de reflexionar si, efectivamente, es preciso cambiar modos y modelos de conductas y apostar por llevar a cabo un reseteo absoluto de todo lo que se ha hecho para meditar sobre la necesidad de elaborar un catálogo de las medidas que se han hecho, las que no se han llegado a ejecutar y las propuestas de reformas que no se han llevado a cabo y que podían optimizar la respuesta al fenómeno global de la violencia.

En este sentido, resetearnos para comenzar el partido desde cero es una reflexión que puede ser acertada para regresar al punto inicial de partida, comprobar la situación a la que se ha llegado en el mundo con el tema de la violencia y ofrecer respuestas desde el punto de vista más de la educación y la reeducación en lugar de poner el foco exclusivamente en la sanción, que, aunque es una medida también acertada para aplicar la pena con la debida proporcionalidad a los hechos tan graves que se están presenciando en la actualidad, pero que no da una respuesta inmediata al fenómeno de la violencia.

En esta línea, la medida de la educación y el respeto a la cultura de los valores es la asignatura pendiente, que no solamente debe enfocarse desde el punto de vista de ser meramente una palabra, sino, también, una filosofía para introducir en las escuelas, desde bien jóvenes, el rechazo a todo tipo de violencia, el mensaje de la tolerancia cero ante la misma y el respeto entre todos los ciudadanos con una actitud de vida por encima de cualquier comportamiento violento o enfrentamiento entre las personas.

Ya hemos señalado que es cierto que la reflexión ante este tipo de situaciones siempre se hace desde el punto de vista de la sanción penal que debe corresponder a los hechos tan graves que se están cometiendo, y evidentemente, que es un análisis importante que se debe hacer para que la respuesta del Estado de derecho sea la proporcional a la gravedad del hecho cometido, pero la soluciones definitivas y más eficaces se ha demostrado que no parten desde el punto de vista de contemplar cada caso concreto y la respuesta sancionadora, sino de buscar una prevención global y colectiva al problema, que es mucho más amplio, y enfocar la cuestión desde el punto de vista educacional, aunque se tarde algo más es una solución colectiva y global, pero que garantiza más la consecución de un cambio en la mentalidad de la ciudadanía, al apostar en un reseteo generacional para introducir los valores educacionales y de respeto ante todos los ciudadanos que garantizan más la permanencia de este mensaje por la insistencia en esta cultura del respeto entre todos los ciudadanos.

La situación que se percibe va en una dirección preocupante, que es todo lo contrario al fenómeno que se persigue de conseguir el respeto. La espiral de violencia en todos los sectores es cada vez mayor y no existe una percepción de reducción de la misma, sino todo lo contrario.

El reseteo de la sociedad hacia apuesta decidida por la educación desde la base es una filosofía de vida muy positiva y una exigencia en el replanteamiento de la forma de combatir el incremento de la violencia en todas las esferas sociales en las que se está produciendo la misma, y no solamente la física, sino también la verbal y la psicológica. El aprendizaje en conductas pacíficas y en la solución pacificadora de conflictos es una absoluta necesidad, que puede ser complementada con la reeducación obligatoria a los autores de fenómenos violentos que no sean graves que están en libertad, y, también, por la reeducación en los centros penitenciarios cuando estos sean graves.

Resetearnos no es una opción, sino que es una necesidad, porque no se trata de seguir caminando en la búsqueda de soluciones que queremos encontrar en ese “camino” que recorremos, porque a veces es preciso detenerse, pararnos, pensar, repensar, y volver hacia atrás incluso al punto de salida para volver a andar el camino, pero cambiando los esquemas de qué es la educación y valores complementarios para cambiar las formas de comportarse los ciudadanos en la sociedad.