Tiene que llover

En compañía de King Kong

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Es viernes en el trance de elegir ocio al que acudir o quedarse tan ricamente en casa después de una semana meteorológica guapa. Finalmente me decanto por la presentación del libro «El grito silencioso: una aproximación a King Kong y a la evolución del imaginario contemporáneo norteamericano». O sea, pasar la tarde entre el rugido de un impresionante simio golpeándose el pecho. Pues sí. Es difícil sustraerse a la tentación.

   Y, miren por donde, acierto de pleno. La sala está a rebosar. La tesis se sustenta en que «el cine de terror aumenta en los momentos de crisis» con la pretensión de que «contemplando el miedo ficticio se logre que desaparezca el real». O se relativice. El caso es que hay cuatro películas con el gorila rugiendo. La del 33 como respuesta al crac del 29; la del 76 tras el jaleo del petróleo; la de 2005 con el animal cayéndosele la baba ante Noemi Watts -y artísticamente a quién no- con el episodio de las Torres Gemelas de antesala y una de 2017 en plena depre por la guerra del Golfo que Molina Foix remachó con un «que solo has debido ver tu» dirigido al autor con el envenenado dardo de admiración. La he buscado para que deje de ser el único pero lo cierto es que no la he encontrado.

   Resulta fascinante la cantidad de veces que Juan Antonio Roche, catedrático de Sociología de la Cultura y las Artes, habrá tenido que acercarse a los diferentes «remakes» para llegar a las conclusiones que alcanza y a todo lo que subyace sobre el género humano hasta concluir que «no estamos ante un monstruo ajeno a nosotros, se trata también del monstruo que cualquiera llevamos dentro».

   A la inmensa mayoría de asistentes la que les arrebató es la primera en blanco y negro y, a diferencia de allende los mares, hubo coincidencia en que aquí el ser despierta empatía. En una nación sabia regada por tantas culturas no tienen cabida alteraciones sin sentido. De meterse en nuestra vida se le despellejaría en cuanto le pusieran el foco . Sí, en todas las versiones queda claro que Tamara no es su tipo.