Fiorella y Máximo

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Las entrevistas se emitieron simultáneamente en directo. En El hormiguero el inefable Pablo Motos charló con Máximo Huerta y en La noche en 24 Horas el cada vez más encantador Xabier Fortes con Fiorella Faltoyano. Ambas conversaciones comenzaron y acabaron prácticamente a la vez. La de Motos fue vista por 2.633.000 espectadores (17,6%) y la de Fortes, por 111.000 (0,7%). Para gustos, los colores, pero me quedo de todas, todas, con la de Fiorella. Que supuso una excusa estupenda para repasar cómo fue el cine durante la transición, que supusieron las películas de Garci Asignatura pendiente y Solos en la madrugada en su contexto, para recordar las espléndidas memorias de la actriz, Aprobé en septiembre; en definitiva, para reencontrarnos con esa señora que es Fiorella Faltoyano en primer plano. Escarbando en su biografía televisiva, desde sus casting televisivos para presentar Señoras y señores (1974) y en la personal, como en esa búsqueda del padre ausente que tanto la marcó. No en vano sus relaciones fueron con hombres mayores que ella, como queriendo suplir esa paternidad.

Las audiencias, siempre lo he advertido y lo seguiré afirmando, son sospechosas. La mejor televisión es la que menos se sintoniza. Tendría cien argumentos para demostrar que La noche… es mucho mejor programa que El hormiguero. En la misma línea, es claro y diáfano que los islotes donde se ofrece la televisión más interesante de la parrilla actual (This is phylosophy, Página 2, las entrevistas de La aventura del saber, Días de cine, Atención obras, Las noches del Monumental, Metrópolis, Repor, Culturas 2 o Para todos la 2, por citar sólo diez) se emitan a la hora en que se emitan, de no alcanzan siquiera el 1%. El problema está en quien mira. No en la tele.