El teleadicto

Locos por Molière

Antonio Sempere

Antonio Sempere

El creador de Merlí, Héctor Lozano, ha estrenado nueva serie en TV3. Locos por Molière está ambientada en el año 1998 en las aulas del Institut del Teatre de Barcelona porque su autor pasó por ellas en aquellas fechas. Sobre los resultados no me voy a extender: para mí es pura delicia. Guiones inteligentes, actores en estado de gracia y combinación de rostros veteranos, buenísimos, con los nuevos valores ante los que hay que quitarse el sombrero. Como sucede en las series de la marca Lozano, hay chicos guapísimos, la historia es coral (lo que permite conocer un crisol de personajes que enriquecen el retrato de la época), pero el protagonista, y esto no defraudará a sus seguidores, es un homosexual en cuya casa votan a Pujol, al que le cuesta salir del armario.

Lo interesante de la cuestión es comprobar cómo lo que viene siendo una ficción media para las noches de TV3, fue recibida con el cariño habitual por los espectadores catalanes (que en enero han vuelto a elevar al podio a la cadena catalana con un 15,1%, por encima de todas las del Estado español).

Algo muy lejos de suceder de en À Punt, que con su 3,6% en enero continúa siendo la televisión pública menos vista de España. Con que llegase a un 4%, sus responsables estarían más que satisfechos. Viendo la televisión y el cine que producen, es evidente que nos llevan años luz. Quienes vimos sin pestañear las galas de los Gaudí y los Berlanga sabemos de qué hablamos. Bojos per Molière, con sus guiños de metateatro, es heredera de muchas décadas de tradición. Un espectador medio valenciano zapearía huyendo de ella.

La final del Benidorm Fest alcanzó en la Comunidad Valenciana del 21,6% en la Comunidad Valenciana. En Cataluña se quedó en un 8,8%, la más baja de España. En Madrid obtuvo un 17%. Es evidente de quién estamos más cerca.