La LOMLOE a la carta

Comparativa entre las antiguas notas y las nuevas notas del plan LOMLOE.

Comparativa entre las antiguas notas y las nuevas notas del plan LOMLOE. / Germán Caballero

Antonio Ortuño Escarabajal

Antonio Ortuño Escarabajal

Mi vecina es una santa. Si en su religión existe el cielo, seguro que tiene una parcela con su nombre para cuando llegue su hora. Con sesenta años sigue cargada de vitalidad, optimismo y de una alegría que contagia. La otra mañana me crucé con ella en la escalera, llegaba de hacer unas compras; esa noche tenía cena familiar, venía su hijo, casado y sus dos nietos a cenar. Mi curiosidad, a sabiendas de que no molestaba, me empujó a preguntar qué pensaba preparar para cenar. Y me contó…

- “Mi marido y yo somos muy tradicionales, así que prepararé una ensalada murciana, una tortilla de patatas, pollo a la plancha y de postre fruta del tiempo. Para mi hijo que es vegetariano y para mi nieto, pollotariano, les preparo la misma ensalada sin atún. Para mi nuera, vegana, sin atún y sin huevo.”- Cogió aire para respirar y continuó; - “Haré una tortilla de patatas grande que todos podemos comer, bueno, todos menos la madre de mis nietos. Para ella sacaré unas pocas de patatas y cuajo la tortilla con harina de garbanzos. Luego mi nieto se come todo el pollo que le ponga. Para su padre y su madre les preparo un pollo vegano, que no lleva pollo pero que lo parece. Lo hago con garbanzos, gluten y miso. Y oye, esta feo que yo lo diga, pero está bueno. Y de postre unas naranjas y mandarinas.”- Ya se iba con prisas como siempre, cuando se vuelve y dice: - “Bueno no creas que me he olvidado de mi nieta. Ella que es macrobiótica y depende de cómo tenga el día cenará más o menos. Mi pequeña me dice: “Abuela, son cosas del Yin y el Yan”. Si viene Yan y con hambre, puede comer casi de todo, casi siempre cena fruta, eso sí, todo masticado muy lentamente, como si estuviese rezando.”- Abriendo la puerta de su casa, finaliza el monólogo y me cuenta –“Bueno, espero que vengan bien, la última vez mi hijo y su mujer estaban resfriados, mi nieta de Yin y apenas cenaron. Mi marido y yo estuvimos comiendo tres días tortilla de patatas y pollo vegano.”- Pidiendo perdón por las prisas, cerró la puerta y allí me quedé yo, con cara de pasmado y tratando de digerir lo que acababa de oír.

Reanudé mi camino y al poco tiempo no pude dejar de comparar el trabajo que mi vecina comenzaba a realizar en su cocina, con la preparación de unos ejercicios para mis chicos y chicas de la ESO que hice la otra noche. La verdad es que me llevó un buen rato. Las actividades eran para tercero de la ESO E. Servirían, o al menos esa era la intención, para reforzar los conocimientos del aparato digestivo humano que ya había acabado de explicar. Para los alumnos clásicos, los tradicionales, usando la terminología de mi vecina, les preparé una batería de cuestiones completa; anatomía y fisiología con actividad enzimática. Para otro grupo, mayormente repetidores y con asignaturas pendientes, solo nos centramos en la anatomía, en las partes del digestivo; y muy por encima encima algo de digestión, nada complejo. Y luego, para los que más dificultad tienen para adquirir los conocimientos, por distintos y variadísimos motivos, láminas con dibujos del aparato digestivo donde tendrán que colorear y colocar cuatro términos: boca, estómago, intestino y ano.

Una vez que acabé con los tres bloques de ejercicios, me aseguré de que todos cumplían con los niveles de concreción curricular que la LOMLOE nos pide. Es decir, que las actividades se corresponden con lo que nos dictan la administración (diseño curricular base), con lo que se acordó en el instituto (proyecto curricular de centro), con lo que se decidió en el departamento (programación didáctica) y, por último, con los objetivos que yo me marqué para mis alumnos de tercero E, atendiendo a sus características, sus intereses y sus necesidades colectivas e individuales (programación de aula). Bueno, creo que no me quedaron nada mal, vamos, como el pollo vegano de mi vecina. Después habrá que evaluar estas actividades y, si son puntuadas sobre un veinte por ciento de la nota final, el que sepa cómo actúa la tialina o la amilasa pancreática, tendrá la misma nota que aquellos que no confundan el páncreas con el estómago, la misma nota que tendrán los que hayan coloreado sin salirse de las líneas y hayan diferenciado bien la boca del intestino. Cruzo los dedos para que dichas actividades cumplan mis objetivos establecidos en la programación de aula. Creo que las necesidades individuales de mis adolescentes las tengo cubiertas. En cuanto a los conocimientos colectivo, mi objetivo para todos mis alumnos es que no confundan más la orina con las heces fecales, aunque ambos sean desechos. Estas actividades programadas son única y exclusivamente para tercero E. Yo que tengo cinco grupos de tercero: el A, B, C, D y el E, tendré que elaborar unas para cada grupo, siempre atendiendo, insisto, al interés y las necesidades colectivas e individuales de cada uno de mis alumnos.

Solo quiero y deseo que mañana, cuando les reparta las actividades, lleven los colores, la goma y el lápiz. Que se hayan traído las libretas. Pero sobre todo que tengan ganas de trabajar, que no estén habladores y que no me toque la clase a última hora. De no ser así creo que tenemos actividades para mucho, mucho tiempo. Espero que menos de los días que tardaron mi vecina y su marido en comerse la tortilla y el pollo vegano.