El presidente de Coepa que mandó, con fina educación, servir turrón de Jijona

Joaquín Rocamora, flanqueado por el actual presidente de Ineca, Nacho Amirola (izquierda) y su predecesor, Rafael Ballester.

Joaquín Rocamora, flanqueado por el actual presidente de Ineca, Nacho Amirola (izquierda) y su predecesor, Rafael Ballester. / Información

A Joaquín Rocamora Ferri la bonhomía le venía de cuna. Quizás le era innata. Como también su fina educación. Le conocí siendo presidente de Provia, la excelente patronal de promotores inmobiliarios de la provincia de Alicante, desde la que dio el salto, por petición mayoritaria de los empresarios del ladrillo y de todo, a la patronal Coepa.

Al enterarnos hoy de su fallecimiento a los 83 años de edad, nos vienen automáticamente a la cabeza infinidad de anécdotas vividas durante sus mandatos empresariales, también como fundador y primer presidente de Ineca, el principal referente para reivindicar los intereses alicantinos frente al maltrato inversor que sufre la provincia desde tiempo inmemorial por parte del Gobierno de la nación, sea del color político que sea. Sin duda, uno de los ejes del discurso de don Joaquín durante lustros.

Pues bien, una de esas anécdotas de este hombre bueno y educado, ejemplo de humanismo entrelazado con sus profundas convicciones católicas, tiene que ver con el turrón de Jijona y de Alicante. Con su imagen de marca, con la excelencia de la industria turronera xixonenca.

Corrían los primeros años de la década de 2000. El menú preparado y servido por Aldebarán (el coqueto y buen restaurante del Club de Regatas cerrado hace dos años y que fue gestionado por el grupo empresarial de la familia Arias) no tenía nada que envidiar al que también unos días antes de Navidad tenían por costumbre -para obsequiar a la Prensa- otras entidades públicas o semipúblicas, así como empresas privadas o bancos.

Los problemas económicos de Coepa no se evidenciaban aún en esas fechas. Se disparaba con pólvora de Rey. El ambiente era relajado pese a que había que salir lo antes posible para elaborar el periódico del día siguiente. Pero había tiempo para seguir comentando la jugada de ese año con el maestro y promotor Joaquín Rocamora, sin duda el tipo más afable de los seis que hemos conocido al frente de la extinta patronal alicantina.

Entrantes, primero y segundo plato. Un postre de la casa y los cafeses. En eso que asoman dos o tres camareros para la larga mesa dispuesta en el Aldebarán con bandejas repletas de porciones de turrones, polvorones, peladillas y otras equisiteces típicas de la Navidad.

Pero las bandejas, muy bien presentadas por cierto, tenían premio: el turrón no era de Jijona, ni con sello de la DO ni sin él, sino que era de una popular marca dulcera de Toledo (cuyo nombre no voy a citar aquí por tratarse de un serio competidor de Jijona).

Con sigilo, servidor se lo advirtió a Don Joaquín, sentado justo enfrente, y con el mismo sigilo y modales el presidente de Coepa trató de corregir el entuerto y... lo logró. Se retiraron 'ipso facto'. Un ratito después, con el segundo café, aparecieron de nuevo los camareros y las bandejas plateadas con porciones de turrones, ahora sí de una conocida marca centenaria de Jijona. La anécdota, que ni lo era entonces ni lo es ahora si de defender se trata a un sector, un territorio o una imagen de marca colectiva, trascendió más allá de la mesa y el mantel. Hasta el diario INFORMACION, que había enviado a dicha comida a varios de sus periodistas económicos y cargos intermedios de la Redacción, lo publicó al día siguiente. Lo recogió de modo breve, pero lo recogió, como deberían y no hicieron otros muchos medios de comunicación presentes, quién sabe ahora por qué.

Que la tierra te sea leve, Don Joaquín.