En pocas palabras

Odiosas comparaciones

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Todavía hay quien se empeña en comparar en materia cultural a Alicante con Málaga. Como si la capital de la Costa Blanca resistiera el envite. Es cierto que ambas ciudades iniciaron el siglo XX con idéntico potencial. A día de hoy, gana Málaga por goleada.

Salvo la fortaleza del ADDA y el MARQ, que se hicieron de rogar, poco se puede rascar en Alicante. La Diputación malagueña también tardó en desperezarse hasta bien entrado este siglo, pero le ha cundido. La agenda de los centros culturales Victoria Atencia y La Malagueta (en el centro de la ciudad y junto a la playa) mantienen agendas del nivel del Círculo de Bellas Artes de Madrid. A ello se suma desde hace diez años La Térmica, un complejo cultural comparable a La Alhóndiga de Bilbao o Tabakalera de San Sebastián, pero inédito en tierras del sur, siempre tan abandonadas. Su nuevo director es Antonio Javier López, hasta enero jefe del área de Cultura de uno de los tres diarios locales.

Si la Diputación, con un número de administrados similares a los de la provincia de Alicante, apuesta decididamente por la Cultura, el Ayuntamiento no le anda a la zaga. Los teatros municipales Cervantes y Echegaray, se programan complementando sus ofertas, más que sumando, multiplicando. La Cinemateca Municipal mantiene una programación estable de cuatro salas en versión original que pronto se ampliará a seis, con numerosos preestrenos. Auditorios de museos como el Picasso o el Thyssen acogen conferencias y presentaciones. La Junta de Andalucía cuenta con el Teatro Cánovas, y el Soho Alameda es uno de los coliseos privados con mejor programación del país. El Ayuntamiento abrió el CAC en 2003, un festín de arte contemporáneo. Es sólo una muestra, oferta museística aparte. Seamos humildes, pues.