LA RIÁ

Segunda semana de Cuaresma en Orihuela

El cronista recoge algunos datos históricos sobre el traslado a la iglesia de las Santas Justa y Rufina, besapié y procesión de regreso al convento de Nuestro Padre Jesús, patrón de Orihuela. Actos que se dan en el actual tiempo cuaresmal

Procesión de regreso a San Francisco en los años cuarenta.

Procesión de regreso a San Francisco en los años cuarenta. / FOTO BALLESTER

Antonio Luis Galiano Pérez

Antonio Luis Galiano Pérez

Al adentrarse la Cuaresma en Orihuela, en algunos momentos te llevas sorpresas. Eso fue lo que me ocurrió el martes anterior, día de mercado, al pasar en la mañana junto al Museo de Semana Santa por la Plaza del Doctor Jaime Sánchez. En esos instantes comencé a escuchar a «las gemelas» de la Convocatoria en el interior de dicho Museo. No parecía que fuera una grabación, más bien pensé que se trataba de un ensayo. Me detuve y esperé a que finalizara su almibarado dúo.

Durante esos breves momentos, por mi mente vino el recuerdo de estar con mi padre presenciando desde el mirador de mi casa la procesión del Martes Santo. Y cómo, al llegar el «Carrico de la Convocatoria», Manolo Roca Cabrera y Manolo Mira Sánchez lo detenían y comenzaban a interpretar la melodía. Al finalizar lo saludaban y continuaban su itinerario, cuando ya estaban ante nosotros los niños del Ecce-Homo, esperando mi padre a sus nietos encapuchados a que se destaparan la cara para que los identificara.

Todo ello me vino a la memoria gracias a la sorpresa llevada al pasar por allí.

Pero, la Cuaresma sigue su camino en Orihuela. Ya pasó el primer Viernes, ya regresó «El Abuelo» a su segunda casa, la Iglesia de las Santas Justa y Rufina; ya la Junta Mayor de Cofradías, Hermandades y Mayordomías honró el primer Domingo al Patrón Popular de la Ciudad y la Huerta de Orihuela, con la eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla Aguirre; ya pasó la veneración al Nazareno y el «besapié». Está por finalizar esta tarde del segundo Domingo de Cuaresma la Novena iniciada el primer Sábado, con la predicación del obispo emérito del Vicariato de Requería en Perú, Juan Oliver Climent. Y tras ella, de nuevo, Nuestro Padre Jesús recorrerá las calles del Rabaloche, pasará por el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate donde recibirá la ofrenda de su Archicofradía, de la Cofradía de la Samaritana y de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte. Y cerca de su casa, será homenajeado por los pirotécnicos de esa zona, siendo recibido en la Iglesia de Santa Ana del Convento de los Franciscanos, la morada durante todo el año en su capilla, con música y aplausos.

La tradición sigue manteniéndose y, desde 1725 en que fue trasladada la imagen desde el Convento de San Francisco hasta la Iglesia de las Santas Justa y Rufina para la Novena; Orihuela la ha vivido en dicha Iglesia salvo en alguna ocasión en que por la climatología, obras, motivos políticos, guerras y otras causas, no se ha podido efectuar. Así, en 1912, dicha Novena se celebró en la Catedral, al encontrarse el presbiterio de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina con problemas estructurales; en 1933 y 1936, se realizó en la Iglesia de Santa Ana al no garantizar la Alcaldía el orden público durante el traslado de la imagen; en la Guerra Civil por dicho motivo; en 2003 y 2004 en que tuvo por marco la Iglesia de la Salesas, al encontrarse la de las Santas Justa y Rufina como sede de la Exposición La Luz de la Imágenes «Semblantes de la Vida».

Sabemos que los actos piadosos dedicados a Nuestro Padre Jesús durante el año son principalmente la Función del Testamento, las procesiones de Miércoles y Viernes Santo y la Novena. Esta es definida en el último tercio del siglo XVIII por el autor del texto de la misma, el canónigo lectoral Marcelo Miravete de Maseres de la siguiente forma: «Llamase así aquellos nueve días destinados a ciertos actos de devoción con los que pretendemos obligar a concedernos algún favor a aquellos sagrados héroes a quienes los dedicamos», y añade que «este es el objeto que se propone la V.O.T. de N.P. San Francisco al consagrar todos los años esta piadosa Novena a Nuestro Divino Redentor».

Si bien, el traslado de la imagen del Patrón alcanza el carácter popular con su traslado en romería el primer Viernes de Cuaresma; la procesión de su regreso a San Francisco está aureolada por la solemnidad, con el acompañamiento de instituciones y de la Corporación Municipal «bajo mazas». Ejemplo de ello, es lo que nos dice «El Pueblo de Orihuela», en 1929: «constituyó un espectáculo emocionante y digno de registrarse en los anales religiosos de Orihuela». Se calculó en más de tres mil alumbrantes y cuando la cruz procesional entraba en San Francisco, la imagen de Nuestro Padre Jesús no había salido de la Iglesia de Santa Justa.

Han pasado varios siglos y esta manifestación de la religiosidad popular se sigue manteniendo ya que los oriolanos saben que se cumple lo que aparece escrito en el escudo de plata de 1875 trabajado por iniciativa de fray Mariano de la Concepción Luzón: «Alégrate Orihuela, yo soy tu protector».

Después, la Cuaresma seguirá su camino. Y por las calles se tendrá sorpresas en fechas próximas a la Semana Santa al ver a niños llevando en el brazo su vesta recién planchada, y en sus manos bolsas de caramelos recién comprados para entregar en la procesión; aparecerán sillas en las calles; carteles anunciando los actos de las Cofradías, Hermandades y Mayordomías; se escucharán los ensayos de los tambores, clarines y trompetas en la sierra. En la Semana de Pasión, por las noches, el silencio se romperá con las voces de «ángeles roncos que entonan un canto de pena» y desde ventanas y balcones se asomarán los oriolanos comprobando que la Semana Santa se acerca.