Tiene que llover

En el Olimpo de los cabales

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

En esta ocasión ni Garci ni Trueba ni Pedro ni Amenábar ni Bardem ni Penélope ni ninguna nueva aparición opta a hacerse con un Óscar en el Dolby Theatre. El premio lo ha recibido en Los Ángeles Pau Gasol al conseguir que su «16» ondee en la cúpula del pabellón donde permanecerá sin que nadie vuelva a ponerse el dorsal junto a los de Wilt Chamberlain, Abdul-Jabbar, Magic Johnson y Kobe Bryant formando parte así del Olimpo de estrellas de uno de los equipos más importantes del mundo. Quien mejor apreciaría una gesta de este calibre sería Fernando Martín, el primero en intentarlo cuando que uno de los nuestros tuviera opción de alcanzar siquiera la titularidad en cualquiera de aquellos conjuntos se antojaba poco menos que sobrenatural. De ahí que, visto desde aquí, el reconocimiento al mayor de los hermanos sea algo muy sencillo de situar: es la hostia.

Para conmemorarlo me zampo el broche frente a los Celtics en 2010 que dos años antes se lo habían arrebatado. A día de hoy ambos equipos figuran destacados con 17 anillos cada uno en sus vitrinas. Los cinco últimos minutos del partido cumbre en la franquicia para el españolito homenajeado son para verlos. Todo un festival de triples, acciones de fantasía, amagos de miocardio y fallos, uno de los cuales enmendó el pívot de Sant Boi haciéndose con un rebote decisivo que sumar a los 17 anteriores y a los 19 puntos que metió. Fue la primera vez en la historia que los de Boston sucumbieron en un séptimo partido.

Unas horas a su lado te hacen ver ante quién estás. Alguien que remarca el valor de equipo, para el que jugar a las órdenes de Phil Jackson fue un honor ya que además de insuflarle fe en él le alentó a leer y a meditar y cuyo ego es marcadamente inexistente volcado como anda en ideas de lo más solidarias. Con todo eso en la mochila es lógico que no quepa por la puerta.