El teleadicto

¿Bajo techo?

Antonio Sempere

Antonio Sempere

No voy a citar nombres, pero el comunicador que comenzó a llamar a los Campeonatos de Atletismo de Pista Cubierta por la expresión «bajo techo» se cubrió de gloria. Lo peor es que la horterada causó furor. Durante las cuatro jornadas del Europeo de Estambul no pasó ni una hora sin que los comentaristas pusiesen en su boca las susodichas palabras. ¿Bajo techo? Ese es el lugar donde todos buscamos refugio cuando de repente se pone a diluviar. Que esto ocurra en un canal público como Teledeporte demuestra el nivel en el que nos movemos. Aunque el negociado deportivo siempre ha sido un reino de taifas autorregulado.

Esto del «bajo techo» forma parte del que denomino ecosistema de la tontería imperante. Esa de la que es imposible librarnos. En los territorios de la cultura es moneda corriente. La cruda realidad, que no entiende de protocolos, dio un buen sopapo a Arco cuando el último día de su reciente edición dedicada al Mediterráneo, este mar vomitó en Calabria un buque con decenas de inmigrantes ahogados, muchos de ellos niños, imagen que removió las conciencias.

La tontería a la que me refiero no siempre es tan cruel. El encargado de la sección de arte en La aventura del saber comparece cada quincena con un camal de la camisa dentro del pantalón y el otro fuera. Soy tan despistado para estas cosas que al principio pensé que se trataba de una casualidad. Pero resulta que era pose. Que está perfectamente estudiado. Como lo de las presentadoras del gremio, que comparecen siempre con la melena a un lado de su hombro. Es toda esa tontería cotidiana la que me saca de quicio. Mi mundo no está en este mundo. Y yo creyendo que sí.