Crítica Ópera

Majestuosidad operística en 'Turandot'

Turandot

Turandot / Turandot

Marc Llorente

Marc Llorente

Turandot

TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

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De Puccini. Compañía: Ópera 2001

Dirección de escena: Aquiles Machado

Otro de los dramas líricos de Ópera 2001 con sede en Alicante. Desde 1991 se ha logrado mantener vivas las obras más famosas, dirigiéndose a toda clase de auditorios con la vista puesta en las nuevas generaciones, que no suelen acudir. La calidad conduce al éxito en este marco de la tradición y sin espacio para otras alternativas. Eso sí, esta coproducción entre Ópera 2001y Ópera de Massy, dirigida por Aquiles Machado, resplandece con cierta majestuosidad escenográfica y el diseño de vestuario de Alfredo Troisi.

«Turandot» tiene el libreto de Adami y Simoni, que se basa en una fábula teatral de Carlo Gozzi, y la música de Puccini, quien la dejó inconclusa al fallecer. Fue completada por Franco Alfano y se estrenó en 1926, tratando de ajustarse al espíritu original de la obra. El origen se halla en el poema de «Las siete princesas», de Nezamí Ganyaví, y el instinto teatral y los hallazgos melódicos están al servicio del ambiente, hecho habitual en las partituras operísticas del último compositor del «bel canto», el más importante después de Verdi y el más inspirado del verismo. Sin ser un innovador, muestra las pasiones con lenguaje descriptivo de honda riqueza lírica.

Una cruel princesa china y el príncipe extranjero que, a fin de casarse, debe resolver tres acertijos si no quiere morir. Supera el reto, pero la hija del Turán no le acepta. Dos grandes voces. La soprano France Dariz y el tenor murciano David Baños conforman el choque. Notas agudas y sobreagudos de ella, y la voz fulgurante y los tonos altos de él.

La popular aria «Nessum dorma» representa la victoria del amor frente al odio. La amplia capacidad de la también soprano Yeonjoo Park obtuvo muchos aplausos. Es la sirvienta del rey exiliado. A partir de su muerte, la intensa composición musical la hizo Alfano. La grave sonoridad del bajo Viacheslab Strelkov y el vigor del barítono Guillem Batlori, así como los pasos de danza, el Coro Lírico Siciliano y la batuta de Martin Mázik, ponen su aliento y triunfan ante el numeroso público del coliseo.