Contar la fiesta

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Que nadie piense que sólo existe una forma de contar la fiesta. El modo en que narran las fallas desde À Punt es uno de ellos. Para mi gusto superficial, reiterativo y fruto de los tiempos que corren: los del relato poco exigente, con toques gayfriendly, y triunfo de lo woke. En la cadena privada La 8, tan católica, por contraste, encontramos a Julio Tormo articulando el relato en castellano.

Aunque no se fíen de las apariencias. En el fondo, los extremos se tocan. En el especial emitido por À Punt dedicado a la falla King Kong, el programa más interesante producido por la cadena durante la quincena festera, pudimos comprobar cómo Julio Tormo, en 1978 y 1979, era todo un transgresor en el entorno fallero, junto a Joan Monleón. Recupérenlo quienes se lo perdieron, puesto que el documental, como todo lo verdaderamente importante, pasó inadvertido.

No se puede negar que Tormo, que tiene su propio programa las tardes de domingo (La hora de Julio Tormo) podría escribir unas jugosas memorias contando de primera mano cómo vivió con intensidad desde una primera fila privilegiada la historia de la capital autonómica desde los años setenta hasta hoy mismo. Ya que hablamos de su programa dominical, es inevitable mencionar a su colaboradora de cabecera, Mayrén Beneyto, mano derecha que fue de Rita Barberá y exdirectora del Palau de la Música. La complicidad que establecen Julio y Mayrén en cada programa es algo digno de ser visto. La Valencia que aparece en ese programa es tan auténtica como la de Joan Ribó. Es lo que me desconcierta a la vez que subyuga del Cap i Casal: la de extremos que es capaz de aglutinar. Todo lo contrario que Alicante, donde lo mismo da ochenta que ciento.