Y si no es ahora, ¿cuándo?

Una tarea gratificante y necesaria

Hacer voluntariado permite mejorar las habilidades sociales, cultivar la empatía, conocer de cerca los problemas de la sociedad, acercarse a personas y colectivos vulnerables que muchas veces ignoramos y aprender a tratarles

CONCIENCIATE REPARTE A MANTAS SACOS DE DORMIR Y COMIDA A GENTE QUE DUERME EN LA CALLE ELCHE

CONCIENCIATE REPARTE A MANTAS SACOS DE DORMIR Y COMIDA A GENTE QUE DUERME EN LA CALLE ELCHE / ANTONIO AMOROS

Tener el compromiso de escribir cada quince días un artículo extenso en un medio de comunicación comporta la no pequeña dificultad –al menos para un columnista inexperto como yo- de que a veces no se te ocurre ningún tema interesante para llenar los folios. A mí me ha sucedido así estos días, hasta que un amigo con el que me encontré por la calle me brindó sin querer el tema. Esta persona, que sabe que dedico una parte de mi tiempo a la gestión de una entidad de voluntariado, me preguntó si no pensaba que el voluntariado lo único que hace es cubrir las carencias de las Administraciones públicas, y que deberían ser las Administraciones las que realizasen nuestra labor.

Reflexionar

Se trata de una pregunta importante, que permite reflexionar sobre el papel del voluntariado, las entidades sociales y las Administraciones públicas. Pero, antes de contestar a ese interrogante, quisiera apuntar una primera consideración: como probablemente muchos de los lectores, tengo la experiencia –propia y ajena- de que el voluntariado resulta enormemente enriquecedor y gratificante. Justamente el pasado miércoles, tuve la oportunidad de participar en una reunión con voluntarias que colaboran con diversas entidades de personas con discapacidad, que fue para mí sumamente interesante, pues todas ellas pusieron de relieve la satisfacción personal que comporta el aportar un granito de arena para mejorar la calidad de vida de los demás.

Y, en los casi tres años que llevo colaborando con Conciénciate, he tenido ocasión de conocer numerosos testimonios de voluntarios y voluntarias que nos han transmitido la gran ayuda que el voluntariado ha supuesto para ellos. Hacer voluntariado permite mejorar las habilidades sociales, cultivar la empatía, conocer de cerca los problemas de la sociedad, acercarse a personas y colectivos vulnerables que muchas veces ignoramos y aprender a tratarles, vencer prejuicios y estigmas, adquirir un mayor compromiso con la inclusión y la igualdad, entre otros muchos aprendizajes valiosos.

"A veces las entidades sociales realizan tareas como la intermediación laboral que deberían corresponder a las Administraciones públicas, y que les toca asumir porque la Administración no las hace"

Por lo que se refiere a la pregunta que me hizo mi amigo hace unos días, es cierto que a veces las entidades sociales realizan tareas –por ejemplo, la intermediación laboral- que deberían corresponder a las Administraciones públicas, y que les toca asumir porque la Administración no las hace. Pero, aunque la Administración lleve a cabo efectivamente todas las tareas que le corresponden, la labor de las entidades sociales y de los voluntarios y voluntarias nunca dejará de ser necesaria. Y ello por varias razones principales. En primer lugar, las entidades sociales están más capacitadas para dar una respuesta eficaz y rápida a situaciones de emergencia.

Voluntarias de Conciénciate entregan mantas a personas sin hogar durante las rachas de frío

Voluntarias de Conciénciate entregan mantas a personas sin hogar durante las rachas de frío / ANTONIO AMOROS

Esto se ha demostrado de forma muy patente en los diversos momentos de crisis internacional que hemos vivido en los últimos años. Por poner tan sólo un ejemplo, habría sido imposible realizar una recogida extraordinaria de productos de primera necesidad con destino a Ucrania a los pocos días de estallar la guerra –que permitió obtener más de 70 toneladas de alimentos, medicamentos y productos de higiene- sin la potente movilización de voluntarios y voluntarias que realizaron las entidades sociales de Elche.

Pero no hace falta pensar en situaciones tan extremas: cuando en invierno se produce de repente una drástica bajada de las temperaturas, son las entidades sociales, con sus voluntarios y voluntarias, las que salen a entregar mantas o sacos de dormir a las personas que viven en la calle, para ayudarles a paliar el frío. Es evidente que tales actuaciones resultan imposibles para una Administración pública.

En segundo lugar, es lógico que la atención a los diversos colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión social sea prestada por quienes conocen más de cerca sus necesidades y demandas, que son las entidades surgidas de la sociedad civil. La perspectiva de la Administración es generalista, y normalmente carece de la especialización necesaria para dar una respuesta adecuada a las necesidades de los diversos colectivos. Por ello, es lógico que las diversas Administraciones públicas –muy especialmente el Ayuntamiento, como Administración más cercana al ciudadano- vayan de la mano de las entidades sociales, y cuenten con ellas para el diseño de las políticas públicas y la adopción de las decisiones.

Finalmente, hay una tercera razón, que posiblemente es la más importante. La labor de las entidades sociales, y de los voluntarios y voluntarias, no es una tarea técnica, que se le limita a brindar a las personas que lo precisan la cobertura de sus necesidades básicas o a proporcionarles formación y orientación. Se trata de ofrecerles sobre todo atención, cercanía, acompañamiento y empatía. Que todos sientan que son personas y que se les trata como personas. Y esto quienes mejor pueden hacerlo son los voluntarios y voluntarias.

"Son muchas las personas que dedican una parte de su tiempo a ayudar a los que más lo necesitan. Entre ellas, muchos jóvenes"

Son muchas las personas que dedican una parte de su tiempo a ayudar a los que más lo necesitan. Entre ellas, muchos jóvenes. Pienso que la sociedad ha de estarles profundamente agradecida, pues, como he venido apuntando, se trata de una tarea muy necesaria, y, aunque desde luego muy gratificante, no siempre fácil ni placentera.

Es esencial, pues, continuar promoviendo y apoyando el voluntariado. La responsabilidad de las Administraciones públicas –y también de las empresas privadas- es sostener la labor de las entidades de voluntariado, brindándoles el reconocimiento y los medios económicos necesarios para que puedan desarrollar su tarea.

"No caigamos en el prejuicio ideológico de pensar que la acción social y la atención a los colectivos vulnerables son responsabilidad o competencia exclusiva de las Administraciones públicas"

Y no caigamos en el prejuicio ideológico de pensar que la acción social y la atención a los colectivos vulnerables son responsabilidad o competencia exclusiva de las Administraciones públicas. Por el contrario, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible proclamados por la Organización de Naciones Unidas, hay uno –el 17- que se refiere a las «alianzas»: sólo desde la colaboración estrecha entre las Administraciones públicas, la sociedad civil y las empresas privadas se podrá avanzar en la construcción de una sociedad más inclusiva e igualitaria.