Opinión

La eterna sonrisa en los Servicios Sociales

Referente durante muchos lustros de la vida pública ilicitana, accesible para cualquiera que necesitara de su ayuda, participativa, cercana, sin la ambición política necesaria para haber sido, si hubiese querido, la primera alcaldesa de Elche

María Teresa Sempere

María Teresa Sempere

Fernando Ramón

Fernando Ramón

Durante más de treinta años, desde que entrara como concejal en 1980 y hasta que dejara de serlo en 2011, María Teresa Sempere fue uno de los grandes buques insignia del socialismo ilicitano. Con su sonrisa omnipresente, incluso cuando pintaban bastos, Mari Tere, como se le conocía en la Casa Consistorial, apostó por engrandecer un departamento municipal como el de Servicios Sociales, que gracias a su empeño, se posicionó durante mucho tiempo como uno de los grandes referentes del municipalismo español, en tiempos donde los ayuntamientos eran la cuna desde donde se proyectaban aquellos que llegaban a la política con altas miras.

Fue edil con Ramón Pastor, con Manuel Rodríguez, con Diego Maciá y con Alejandro Soler y todos ellos la tuvieron siempre como teniente de alcalde y como baluarte imprescindible de la gestión local, además de ser la alcaldesa en funciones en innumerables ocasiones en el periodo vacacional de agosto, fruto de la confianza que todos los regidores ilicitanos tenían depositada en ella. Conocía perfectamente sus limitaciones, por eso se intentaba rodear de técnicos y funcionarios que supieran indicarle la senda para llegar a los objetivos que se había marcado, logros que tenían siempre como meta final mejorar la vida de los ilicitanos, pero también hacía gala de un sentido común con el que impregnaba sus decisiones.

Conocía perfectamente sus limitaciones, por eso se intentaba rodear de técnicos y funcionarios que supieran indicarle la senda para llegar a los objetivos que se había marcado

Acérrima defensora de los derechos de la mujer, cuando la bandera feminista comenzaba a enarbolarse, pero sin el actual ímpetu, valedora de los más desfavorecidos, de los mayores, por los que sentía especial debilidad, fue ganando muy rápidamente adeptos en el Partido Socialista ilicitano por que contaba con un número tan relevante de seguidores, que cualquiera de las familias que han poblado la sede de General Cosidó, la tenían que tener en cuenta para lograr los apoyos necesarios, bien para conquistar la ejecutiva local, bien para la confección de las candidaturas municipales. Persona de consenso, fiel a sus principios, su carácter y personalidad sirvió para coser heridas y fracturas en momentos de crisis de su partido y, precisamente por ello, Ximo Puig confió en ella para asumir la presidencia del PSPV, cuando el hoy jefe del Consell, fue elegido como secretario general de los socialistas valencianos.

Impregnó su saber hacer en una etapa que duró más de treinta años y de la que supo salir en el momento oportuno, cuando su trayectoria vital así se lo impuso

Referente durante muchos lustros de la vida pública ilicitana, accesible para cualquiera que necesitara de su ayuda, participativa, cercana, sin la ambición política necesaria para haber sido, si hubiese querido, la primera alcaldesa de Elche, impregnó su saber hacer en una etapa que duró más de treinta años y de la que supo salir en el momento oportuno, cuando su trayectoria vital así se lo impuso. Todo siempre aderezado con una sonrisa que se convierte en eterna para todos aquellos que la compartieron y que la tienen en su recuerdo.