Yo también clamo contra los okupas

La casa okupada en Aspe.

La casa okupada en Aspe. / INFORMACIÓN

Luis Beltrán Gámir

Luis Beltrán Gámir

Leí el otro día en INFORMACIÓN un impecable artículo del periodista sajeño Juan Carlos Pérez Gil titulado "Aspe clama contra los okupas"(amigo suscriptor, búscalo, está francamente bien redactado y explicado). Cuenta que hubo una concentración de protesta frente al céntrico inmueble, que fue violentado por una pareja extranjera con hijos, que exige al Ayuntamiento una vivienda en buenas condiciones para abandonarla. Por desgracia, somos el país de Mortadelo y Filemón, de Pepe Gotera y Otilio. Hemos acabado por digerir lo indigerible.

Referirse a la propiedad es difícil. Hablamos de objetos y decimos "mi mesa, mi silla", pero también "mi hijo, mi padre", que son entidades con vida propia. Si hablamos de "mi cuadro", es mío porque lo tengo en mi oficina, o porque lo pinté yo, o porque aparezco en él. Yo hablo de "mi gimnasio de la calle Rafael Terol". Obviamente, no es mío. Sin embargo, el Registro de la Propiedad no miente. Si tienes inscrito un inmueble a tu nombre, es tuyo.

Distingamos, para empezar, entre allanamiento y ocupación (¿porqué empleamos la K?). Si estás sentadito en tu salón, leyendo un estupendo artículo de Mercedes Gallego, entra alguien en tu casa, se introduce en tu habitación, se pone el pijama y se mete a dormir en tu cama, ahí puedes llamar a la policía, que lo sacarán de tu hogar rápidamente.

Ahora bien, si tienes una segunda vivienda, donde no estás empadronado, ni resides habitualmente, es ahí donde empieza tu problema. Aquí la ley ampara al "ocupador", y se inicia un proceso, en el que se valorará si es alguien con vulnerabilidad social que tiene hijos. Como se tiende a proteger al menor, se otorgan una serie de derechos a estas personas. Hubo un juez que negó un desalojo porque había empezado el curso escolar, y, claro ¿dónde iban a estudiar los niños?

Es decir, si tienes unos ahorrillos, compras una vivienda, la acondicionas para alquilarla, y te la ocupan, te va a costar mínimo tres años echarlos, y dejarán la casa para el arrastre. Con lo cual te has gastado un dineral en un pleito, y tendrás que reformarla nuevamente. ¡Pues menudo negocio que hiciste! Porque, tal y como está redactada la ley, es lo que te va a tocar.

La otra opción es que abones una cantidad importante para que se vayan lo antes posible, rescatando tu propia vivienda. En innumerables ocasiones, es su modus vivendi. Muchos tienen abogado, y lo montan como un negocio ilegal, con pagos en dinero negro, obviamente, perjudicando a las familias auténticamente necesitadas que han ocupado porque están desesperadas. Porque nunca olvidemos que hay auténticos dramas humanos de gente con bebé que tiene que meterse en un piso ajeno, porque no tiene donde caerse muerta. Ha nacido también un nuevo negocio, de personas, supongo que con métodos violentos, que desocupan las casas enfrentándose al ocupante. Contratar a mercenarios no parece la mejor solución. ¿Pero, hay otra?

Según la Constitución, el Estado tiene que dar una vivienda digna a todos los ciudadanos, que pagamos impuestos, entre otras cosas, para que construya viviendas sociales. Nuestros gobernantes no pueden alegar que, como todos tienen derecho a vivienda digna, si alguien ocupa tu casa, pues, ¡te aguantas!. La Carta Magna no dice que los españolitos de a pie tengamos que ceder una casa a personas que ni conoces.

No puedes ir a un juez exigiéndole que, como la Constitución dice que tienes derecho a una vivienda, debe dártela gratis sin trabajar. La vivienda no es un derecho, es un principio rector de la política social y económica. Es decir, son objetivos que deben de perseguir los políticos. El artículo 47 no está ubicado dentro del capítulo de derechos fundamentales. Entiendo que nadie quiera ver la situación de EEUU, con gente viviendo en tiendas de campaña en los centros de las ciudades. Y permitiendo la ocupación, el Estado se desentiende del problema de la vivienda, pasándolo a sus ciudadanos, que pagan impuestos precisamente para que el gobierno resuelva estas situaciones.

Escuché hace tiempo a un político morado, explicando que le parecía estupendo que se ocuparan los pisos de las entidades bancarias. Supongo que no tuvo en cuenta que aquí los que ganan dinero son las mafias que asignan las viviendas, como si fueran suyas, a personas necesitadas, a quienes cobran una cantidad, incluso haciéndoles creer que están alquilando la casa.Según mi humilde opinión, habría que crear una ley, que proteja al desesperado, pero penalice al negociante. No puede ser que las personas físicas seamos ONGs.

Quiero terminar congratulándome que los procuradores tengamos, según cubrió este diario , una calle en Alicante. Porque somos imprescindibles para que la justicia funcione.