TRIBUNA

Fealdades en los premios Ciutat d'Elx

¿Por qué yo no puedo optar a estos premios al escribir en castellano?, le dije

FEaLDADES EN LOS PREMIOS CIUTaT D’ELX

FEaLDADES EN LOS PREMIOS CIUTaT D’ELX / MercedesdeCecilia

Mercedes de Cecilia

Mercedes de Cecilia

El pasado martes 28 de marzo vino el escritor Antonio Muñoz Molina a dar una conferencia en el Gran Teatro de Elche. Le lancé una pregunta hacia el final del evento, quería saber qué le parecía que los premios literarios de la ciudad (el premio «Antoni Bru» y el premio «Festa d’Elx») tan solo admitieran obras escritas en lengua valenciana. ¿Por qué yo no puedo optar a estos premios al escribir en castellano?, le dije. ¿Por qué no pueden optar todos los ilicitanos que escriben en castellano? «Me parece feo», fue su respuesta.

A Muñoz Molina, miembro de la Real Academia española de la Lengua, le parece feo que los escritores en castellano quedemos excluidos de los premios que se dan en Elche. Digamos, quizá, discriminados. Premios de miles de euros y una publicación para los ganadores: algo que podría impulsar la carrera de algunos de nosotros. Quién sabe. Abrir los premios, establecer dos modalidades (castellano y valenciano) es positivo y no excluye. Y no contribuye al desarraigo o indignación de cientos de escritores ilicitanos, que ven cómo ni siquiera tienen la oportunidad de ser profetas en su propia tierra.

He escuchado opiniones contrarias a mi planteamiento y ninguna me convence: la literatura, el pensamiento, las palabras y la lengua han de ser libres. Unos premios literarios ya viejos y sujetos a la tradición de ser solo valencianos, no me parecen del todo libres y quizá incluso revelen un complejo de inferioridad que esa lengua no merece. Transmiten eso. Una no quiere irse a los premios de Santander a probar suerte con sus escritos y «abandonar» su lugar de nacimiento. Una quiere, al menos, tener el derecho de poder participar. Luego ya veremos si echa la moneda en la máquina. No parece tan descabellado.

En 2012 se produjo la única edición de la historia en que el premio Festa d’Elx se abrió a la modalidad en castellano. La única, si no me equivoco. En aquella oportunidad, obtuve una mención de la que me siento muy orgullosa. No gané, pero me dieron un accésit. Lo que quiero decir es que los premios Ciutat d’Elx nos pueden ayudar bastante a los escritores ilicitanos en castellano; para mí aquello fue importante, tanto en mi vida como en mi carrera literaria.

Las tradiciones cambian, eso es la vida. Cambio. ¿Por qué nos cuesta tanto dar el paso? ¿Por qué nos cuesta tanto ampliar derechos? ¿A quién le hacemos daño con esto? Desde aquí pido una reflexión. Alguien me ha dicho que estudie valenciano para presentarme al concurso. Eso es una barbaridad. Ya tengo el máximo nivel por la Escuela de Idiomas en una lengua que quiero, aprecio y respeto. La lengua de mis abuelos paternos y de gran parte de mi familia. No desviemos el asunto: los escritores en castellano no vamos a forzar nuestra escritura natural ni nada parecido. Eso sería simplemente un despropósito.