Palabras gruesas

Evangelismo castizo y curaciones en el PP

Evangelismo castizo y curaciones en el PP

Evangelismo castizo y curaciones en el PP / CarlosGómezGil

Carlos Gómez Gil

Carlos Gómez Gil

Nuestra perplejidad anda un tanto maltrecha últimamente. Cuando apenas nos habíamos recuperado de esa astracanada protagonizada por Ramón Tamames y Vox en el Congreso de los Diputados en forma de moción de censura, lo más parecido a una comedia política de Ozores, con mención a Isabel la Católica como mejor feminista de la historia incluida, nos llega ahora el acto electoral protagonizado por el PP junto a una predicadora evangelista, con baile epiléptico al ritmo merengue del tiburón.

«Señor, pedimos, padre celestial, que cada día el amor haya en el corazón de este partido, desde el número uno, nuestro querido señor Feijóo, hasta nuestro querido alcalde, José Luis Martínez-Almeida», lanzó como bendición la telepredicadora pentecostalista Yadira Maestre, con algunas palabras y gritos poco comprensibles, frente a los máximos dirigentes del PP madrileño y nacional. El mismo partido que afirmó que se abstenía en la moción de censura de Vox al considerarla un circo protagonizó uno de los espectáculos preelectorales más lamentables que se recuerdan, en medio de inmigrantes latinos en trance, de la mano de una autodenominada «apóstol de Dios y ministra de la Iglesia pentecostal Cristo viene», que lo mismo cura el cáncer y los tumores cerebrales, que elimina el sida, acaba con el alcoholismo y borra la homosexualidad, según anuncia en sus redes sociales.

Todo un sarcasmo que mientras el PP madrileño mantiene un duro conflicto, con huelgas e importantes movilizaciones ciudadanas que exigen la mejora de una sanidad extenuada por recortes, abandonos y privatizaciones, la plana mayor de este partido de derechas se ponga bajo la bendición de falsas curanderas y predicadoras embaucadoras que prometen sanar las enfermedades más graves y mortales simplemente imponiendo sus manos, lanzando gritos al aire simulando un éxtasis religioso. Para qué queremos ciencia y gasto sanitario si contamos con Yadira Maestre, quien desde su Iglesia evangelista pentecostal nos hace el trabajo gratis, pensarán los dirigentes del PP madrileño. «¡Aleluya! Oremos por los gobernantes de la Comunidad y también por nuestro querido alcalde madrileño y que el amor haya en el corazón», proclamaba la pastora Maestre, orgullosa de bendecir a sus amados líderes del PP en el Parque del Paraíso, en San Blas, antiguo reducto de yonquis y vendedores de droga.

Pero cualquiera que conozca la evolución de las iglesias evangélicas pentecostales, particularmente en Centroamérica, verdadero foco de estas comunidades y su influencia sobre dirigentes políticos de la extrema derecha más radical, como ocurrió con Donald Trump, en Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, en Brasil, o más recientemente Nayib Bukele, en El Salvador, sabrá que no estamos ante un juego inocente, sino que hablamos de abrir la puerta a algunas de las sectas más dañinas que vienen alimentando peligrosos movimientos contra gobiernos democráticos en diferentes países, amparando la pobreza y la ignorancia sobre las personas más vulnerables.

Hablamos de grupos religiosos que a medida que crecen, avanzan y penetran en los poderes públicos, se convirten en un auténtico peligro para las democracias y un lastre para la convivencia política y social, al moverse al límite de la legalidad, alimentando respuestas milagreras falsas y pidiendo el exterminio de todos sus adversarios a los que representan como el mal y el demonio. De hecho, una vez que se les da reconocimiento político y espacio desde los poderes públicos, como ocurrió en Estados Unidos o Brasil, desempeñan un apoyo fundamental en las agendas ultraconservadoras de sus líderes, llegando a promover actos contrarios al funcionamiento democrático, como ocurrió en la toma del Congreso de los Estados Unidos o del Parlamento de Brasil, en las que participaron activamente algunas de estas iglesias y líderes evangelistas.

Este mundo evangélico tan fragmentado se basa en el carisma de sus autoproclamados pastores, que en buena medida carecen de formación teológica e incluso de educación básica, captando a sectores pobres, vulnerables, desasistidos y, con frecuencia, con altos niveles de ignorancia. Este evangelismo neopentecostal constituye, para muchos de sus fieles, un espacio de reafirmación personal frente a tanto abandono como sufren, un elemento de pertenencia que da soluciones fáciles basadas en el poder de los ministros evangelistas a los muchos problemas que padecen, ya sean físicos y de enfermedades, de alcoholismo, como personales, de miseria y falta de recursos. Para ello, establecen un vínculo emocional muy fuerte con las comunidades evangélicas de manera que la creencia pentecostal es una prueba del favor de Dios y un medio para solucionar sus problemas y necesidades.

Desde este entramado alimentado por los predicadores entre sus seguidores, impulsan también una industria evangélica apoyada en las redes sociales, emisoras de radio y televisión para sus predicamentos y servicios. A cambio, piden dinero a sus fieles con la promesa de que Dios les devolverá generosamente sus limosnas, que en algunos casos han permitido levantar auténticas fortunas para algunas iglesias y sus predicadores.

Estos son los nuevos amigos en los que se apoya el Partido Popular para captar votos y arañar apoyos, importando a España algunas de las creencias y predicadores más dañinos. Está claro lo que quiere el PP. Pero, ¿qué espera obtener esta predicadora evangelista, que lo mismo recoge firmas contra el «procés» para el PP que bendice un acto latino con los máximos dirigentes populares?

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