Los abandonados de la Pasión

Una imagen de la procesión de Stabat Mater, el pasado Martes Santo.

Una imagen de la procesión de Stabat Mater, el pasado Martes Santo. / PILAR CORTÉS

Antonio Balibrea

Antonio Balibrea

“Ninguna otra religión tiene una figura martirizada en su centro”. Pero lo que es más escandaloso aún, en el centro de esta pasión está la experiencia del abandono de Dios. el grito de “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Es el silencio espantoso de Dios lo que le hace gritar, como hace gritar a tantas personas atormentadas hoy por la guerra, el sufrimiento o el hambre. En el centro de la fe cristiana hay una historia de pasión. Es la historia de Jesús perseguido, abandonado, torturado y crucificado. Lo que hace cristianos a los cristianos es seguir a Jesús y para los cristianos es el acontecimiento decisivo en que Dios salva a la humanidad. La vida de Jesús entregada hasta la muerte revela el camino para liberar y salvar al ser humano: solo quienes se implican hasta sufrir el mal en su propia carne humanizan el mundo; solo quienes buscan la verdad por encima de sus propios intereses humanizan el mundo. Estas son algunas reflexiones del teólogo J.A. Pagola en “El camino abierto por Jesús”. Ninguna otra religión tiene una figura martirizada en su centro, recuerda el teólogo.

Cofrades en procesión marcan el Calvario en nuestras calles esperando el domingo de Resurrección, en la espera anual de que el Dios de la cruz venza a la muerte. Es la victoria de los cristianos ante los poderosos tras sufrir el rechazo y la persecución. Es el inigualable fresco de Miguel Ángel, del juicio final tras la resurrección, en la Capilla Sixtina. La Iglesia siempre ha alentado la esperanza de los creyentes en la resurrección del domingo próximo manteniendo desfiles, rituales, celebraciones, inspiradas obras de arte, como la de Miguel Ángel. La resurrección también atribuye las llaves de la vida eterna al Vaticano, para algunos teólogos que han subrayado el papel de cancerbero del Vaticano en el paso a la vida eterna. Flaco favor le hacen a la Iglesia.

De ahí. quizá, la reflexión del poeta. “¡Oh, No eres tú mi cantar! / ¡No puedo cantar, ni quiero/ a ese Jesús del madero, / sino al que anduvo en el mar!” (La saeta). “¿Para que llamar caminos / a los surcos del azar?.... /Todo el que camina anda, / como Jesús, sobre el mar./” Son los “Proverbios y cantares” de Antonio Machado, él también clamaba ante el abandono "Anoche soñé que oía / a Dios, gritándome: ¡Alerta! /Luego era Dios quien dormía, / y yo gritaba despierta”. “Ayer soñé que veía / a Dios y que Dios hablaba;/ y soñé que Dios me oía …./ Después soñé que soñaba.” Nuestro poeta en sus “Parábolas” recuerda cuando era niño y soñaba con su caballito de cartón, cuando se hizo mozo y tuvo un amor, y cuando se hizo viejo “Y cuando vino la muerte, /el viejo a su corazón/ preguntaba: ¿tú eres sueño? / ¡Quién sabe si despertó!”. Los surcos del azar son caminos que mantienen a Jesús y a los que andan sobre el mar, asidos a su fe. A lo que no quiere cantar el poeta es al Cristo del madero; prefiere la fe del que anduvo sobre el mar, aunque, ¿quién sabe si despertó?

Nadie duda que, también en el siglo XXI, la muerte sigue formando parte de la vida. Es de las pocas certezas indiscutibles. Aunque el ajetreo, el ritmo, el acontecer desbocado, y el dominio científico de la vida, mas hoy, alejen la reflexión sobre el final; al final nos llega. Y con ella las preguntas ¿por qué me has abandonado? O quizá son los hombres y mujeres del siglo XXI, henchidos de ciencia y seguridad, los que hemos abandonado a Dios. Aunque la Iglesia mantenga liturgias, oropeles, autoridades penitentes, cofrades, sentimientos piadosos y el pueblo siga pidiendo escaleras “para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno”, “¿Por qué me has abandonado?” sigue siendo la pregunta, quizá el destinatario ha cambiado. Los surcos del azar siguen marcando el camino que nunca se ha de volver a pisar. 

Antonio Balibrea es miembro de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica)