La democracia siempre está cuestionada

Antonio Cuevas

Antonio Cuevas

La democracia siempre está cuestionada, naturalmente, ¿qué menos?. Históricamente siempre ha significado limitar los privilegios de los que administran el poder de manera absoluta, inclusive en nombre de Dios y la disidencia generalmente significaba la muerte, previa tortura, confiscación de bienes, la hoguera, la cárcel, el exilio... Los primeros pasos se dieron en Atenas hace dos mil quinientos años, decidieron ser ciudadanos y votaron para elegir a las autoridades, eso sí, estaba prohibido que las mujeres, los esclavos y los extranjeros pudieran votar y así ha sido hasta hace un siglo más o menos.

Aún la mayoría de los humanos no viven en democracia y en muchos países se lucha para disfrutarla: la suelen valorar más los que carecen de ella mientras que a los que viven en democracia les suele parecer algo natural, que se lo merecen por el sólo hecho de existir. Desde hace un tiempo líderes políticos muy significativos no asumen perder elecciones: sin ofrecer ninguna prueba aseguran que hubo fraude electoral y un sector de la población les cree. En eso están Trump, Bolsonaro y otros. En España la derecha dice que Pedro Sánchez es un okupa, cuestiona el sistema electoral, cuestiona a la mismísima democracia, al mismo tiempo que dice respetar la Constitución del 78.

Cuestionar la democracia contribuye a que la población desconfíe de ella, provoca la indiferencia, se populariza que todos los partidos políticos son iguales, que para qué votar, cuando en las elecciones se presentan diversos programas, proyectos, que mucho tienen que ver con la vida cotidiana del votante. La salud, la educación, las pensiones, las ayudas sociales, la política exterior... Todo puede ser muy distinto según cómo se vote. Todo, hasta lo más nimio, depende del voto de los ciudadanos. Se escucha a veces "yo paso de la política". Tendrían que saber quienes dicen eso que la política no pasa de ellos.