Tribuna

Empieza la campaña

Joan Antoni Oltra Soler

Joan Antoni Oltra Soler

En la medianoche del viernes empieza la campaña electoral, aunque parezca que hace meses que estamos en ella. Sin embargo, está discurriendo a muy baja intensidad. Parece que, por una parte, el presidente Ximo Puigprefiere este modelo más «tranquilo», sin mucho ruido, sin introducir elementos extraños a la política autonómica y en el que él pueda aparecer como el mejor y más estable líder que el País Valenciano necesita, ya que es el único que repite desde 2015. Está tan convencido de su verdad absoluta, que prefiere no debatirla con otros candidatos al Consell, cosa insólita.

Es verdad que el PP se lo está facilitando. Al candidato del PP, Carlos Mazón, según la última encuesta publicada por el diario El País este lunes, sólo lo conoce el 50,3% de los encuestados. No se sabe qué pasaría si lo conocieran más. Tal vez lo votasen más o, tal vez, menos. En todo caso debe serles preocupante, a estas alturas, tener esos pobres datos. Y es que no acaba de consolidarse como verdadero líder autonómico valenciano de los populares, como sí hizo su predecesor Eduardo Zaplana que, por cierto, fue su mentor político en sus inicios, hace más de 25 años. Y, si fracasa ahora, el PP no le dará otra oportunidad.

A Ximo Puig también le facilita su posición el hecho de que Compromís y Podemos estén pasando más desapercibidos de lo que debieran en su gestión en el Consell. La ausencia de Mónica Oltra se nota mucho a la hora de marcar territorio propio, y es increíble lo rápido que está siendo olvidada hasta por los suyos. A Baldoví le falta reforzar su vertiente de izquierdas para diferenciarse más del PSOE y debería hacerlo. En el caso de Podemos, todas las encuestas auguran que pende de un hilo el que entren en las Cortes Valencianas. Y, si ellos no entran, probablemente no sale un tercer Botànic. Aquí padecen, como en casi todos los sitios, de una capacidad de división interna casi insuperable. Les falta tiempo para discutir, pero es verdad que sin Podemos la política valenciana y, especialmente, española sería otra y no precisamente mejor. Es, por tanto, necesario que superen el mínimo del 5% y permitan otro Botànic.

Sólo así se evitaría un Consell con Mazón de presidente y con Vox en la vicepresidencia, que es la única forma en la que el PP puede llegar al Consell. Sería un panorama muy preocupante. Después de lo conocido en los 20 años en los que la derecha mandó en Valencia, el Botànic no puede ser un paréntesis. Es imprescindible asegurar una mayoría progresista que permita avanzar a esta Comunidad, sin dejar atrás a nadie, y desterrando la corrupción que tanto proliferó en la época del PP.

En la campaña electoral que ahora comienza, hay que conseguir motivar a esa buena parte del electorado progresista que se encuentra indeciso e, incluso, proclive a no votar, por determinadas decisiones difíciles de entender. Es mucho lo que se puede perder si la derecha vuelve a gobernar, máxime con un Vox que iría marcando las políticas del Consell a diario. El retroceso y el aumento de las desigualdades sería insoportable. El País Valencià no puede volver atrás.

Se ha mejorado mucho y se necesita mucho más. Los temas pendientes abundan. Hay que ser más reivindicativos para conseguir el nivel de inversión pública que nos corresponde. Y vertebrar mejor la Comunidad. Aumentar los recursos públicos en sanidad, educación, cultura, políticas sociales, infraestructuras, etc., es prioritario y eso sólo la izquierda puede hacerlo. Y, para ello, resolver el tema de la financiación autonómica es ineludible.

Todas las encuestas anuncian resultados muy ajustados. La izquierda puede ganar, pero el margen es estrecho. La movilización en el electorado de derechas es mayor que en el progresista, y eso puede darles la victoria. Si en 2019 la izquierda ganó por escasos 40.000 votos, no está ahora mucho más desahogada. Todo voto que quiera hacer avanzar a esta Comunidad es necesario. No sobra ninguno.