Etiqueta para milmillonarios

Javier Cuervo

Javier Cuervo

A los multimillonarios estadounidenses no les importa que los señalen porque serlo es un medio que ofrece el capitalismo para que sepan cómo te llamas en la sociedad del individualismo. Que sepan su nombre, aunque sea para señalarles, es también un estímulo para los grandes asesinos del país, que siguen la vía de la violencia. El capitalismo y la violencia, juntos y por separado, representan tan bien los Estados Unidos como las barras (estadísticas) y las estrellas (del dolor). Los multimillonarios europeos prefieren la etiqueta en el uso de su nombre: no les gusta estar en boca de cualquiera ni de cualquier modo en la de alguien.

El nada podemita presidente francés Enmanuel Macron está usando, de manera belarra, los nombres de Bernard Arnault, dueño del conglomerado de lujo Louis Vuitton, y de Françoise Bettencourt Meyers, heredera de L’Oréal, que reinan en la lista de los más ricos del mundo después de haber desplazado a Elon Musk (Tesla, Space X) y Jeff Bezos (Amazon). La revista «Forbes» lo ha publicado en su conocida lista confeccionada en orden plutocrático. Macron, «el presidente de los ricos» amenaza con leyes y códigos de estricto comportamiento para los dueños de inmensas fortunas.

En España, los ministros comunistas del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos tienen todo el día en la boca a Ana Patricia Botín (Banco Santander) y a Juan Roig (Mercadona) y los ministros socialistas pasan el día poniendo árnica. En Europa, los ricos copian la etiqueta de los nobles y exigen ser tratados por igual, quizás desde los tiempos en que los burgueses pusieron su fortuna en el sexo de sus hijas para ennoblecerse con pálidos aristócratas sin liquidez. En cierta medida, como los nobles, los cresos europeos suelen ser herederos (como Ana Patricia Botín y Françoise Bettencourt Meyers, que rompen techos de cristal de Baccarat) o hijos de empresarios, lejos de los emprendedores de primera generación que han hecho famosa a América y que no dejan de ganar las carreras de dinero que nunca descansan.

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