Cómo han pasado los años

John lennon y Yoko Ono, en 1972, en la época de ’Some Time in New York City’.

John lennon y Yoko Ono, en 1972, en la época de ’Some Time in New York City’.

Justo Gil Sánchez

Justo Gil Sánchez

Decía el malogrado John Lennon que la vida es aquello que te sucede mientras te empeñas en hacer otras cosas. No nos damos cuenta, pero las manecillas del reloj corren inquietas. Parece que fue ayer que tenía 18 años y se han anidado en mi envés un capazo de ellos, que casi me hace doblar la cerviz. Ayer me sumergí en sueños de nostalgia al hilo del evento musical denominado “Bolerissima Quartet”, en el Teatro Cortes, que protagonizaba mi sobrina Beatriz.

Sabia de su afición, pero desconocía su talento e ilusión musical. Toda una maravilla con el grupo musical que le arropaba - a la par que coprotagonizaban ex aequo-, al piano, al contrabajo, en la percusión y trompeta. Durante una hora y cuarto nos sumergimos en la añoranza a través de oníricos pasajes. Bellas canciones que nos recordaban épocas pretéritas, ejecutadas por jóvenes veinteañeros. Canciones de Chabuca Granda o Mercedes Sosa, como “Alfonsina y el Mar, al contrabajo, fue un deleite y una maravilla. Todo un evento evocador que dice mucho de los muchachos que protagonizaron el hecho musical. Había talento, mucho talento. Cómo han pasado los años – cómo diiria la canción--, cómo han cambiado las cosas. Las vueltas que da la vida, qué mundo tan diferente, son retazos de ese bolero entrañable y estremecedor.

Que no decir de Alberto Cortez, el poeta de la canción, que nos dejó en el recuerdo multitud de canciones, elaboradas desde el corazón tremendo que tenía Todos hacemos propósitos de enmienda, de corregirnos. El nos decía que, siempre, A partir de mañana rodaremos por mejores caminos, dejaremos de ser aprendiz de Quijote, caminemos siempre adelante. Ojalá fuéramos capaces de recoger algunas de las enseñanzas que escampaba su lirismo poético.

Contradictoriamente, quizá no sean, éstos, tiempos de lirismo y sí de encontronazos permanentes. A ver quien dice la boutade más grande. Me da pena que el exordio sin argumento, la anulación al respeto institucional o los puntapiés a la verdad en su conjunto, y a la histórica en particular, vayan cogiendo acomodo, con el beneplácito social. Pues lo siento, no comulgo, Paren el vehículo que yo me apeo. Esta no es la sociedad que yo quiero y deseo para mis congéneres. Es el debate de las ideas, de los proyectos para España, desde el respeto y desde el ingenio, lo que se pone encima de la mesa. Porque no competimos por ver quien dice el exabrupto más grueso. Ante eso, la gente no puede aplaudir, no puede embelesarse, debe censurar, sin más. Que ese no es el camino, señores, ese es el camino a ninguna parte, de la canción de Los Estrambóticos, conjunto musical mexicano, de rock y ska (estilo musical nacido en Jamaica), formado en 1992.

Si, sé que me voy por los cerros de Úbeda. Lo siento, soy jurista. Creo en la Justicia. Por favor, que el valor de la Justicia no sea Cenicienta. El servicio público de la Justicia, como pilar del Estado de Derecho, está hecho unos zorros. La huelga permanente se ha anidado en la misma y el derecho a la tutela judicial sin indefensión, se ha marchado por la ventana. Esos si son temas reales, tangibles. Y, por favor, configuren un Pacto de Estado, que, entre otras cosas, la despolitice.