Un ejercicio de responsabilidad

Una mujer navega en Instagram en una foto de archivo.

Una mujer navega en Instagram en una foto de archivo. / Pexels

María Pomares

María Pomares

Lola Peiró, escritora y docente de profesión durante varias décadas, me dijo hace tiempo que, a partir de los 30 años, cada persona es responsable de su cara. Vamos, que los gestos, la mirada, el ceño, las líneas de expresión o las arrugas lo dicen todo de alguien. Desde entonces, han pasado algunos años y varias campañas, y la pregunta ha sido recurrente: ¿se puede confiar en el programa o las promesas de un partido al que se le va la mano con el Photoshop a la hora de presentar a su candidato o candidata? Si la imagen de la persona que presentan en su cartel poco o nada tiene que ver con la realidad, ¿por qué no pensar que, al final, las palabras también pueden acabar quedándose en nada? ¿Cómo no caer en la tentación de pensar que, si retoca un cartel, por qué no va a hacer lo mismo con su programa electoral?

Sin embargo, en un momento como el actual, la inquietud no puede más que tornarse en preocupación. Ahora que la salud mental ha empezado a ocupar por fin el papel que le corresponde, y cuando los expertos alertan día sí y día también de que las redes sociales están agravando los problemas de autoestima, los trastornos alimenticios y los trastornos dismórficos corporales entre los jóvenes por lo que ven en redes sociales como Instagram o Tik Tok, sería un ejercicio de responsabilidad que nuestros candidatos y candidatas aparecieran reflejados tal y como son. Probablemente, para muchos de esos adolescentes, en el mejor de los casos, esos políticos y políticas son de todo menos referentes; en el peor, ni si quiera saben que existen, pero bien está comenzar a predicar con el ejemplo.

Tiene poco sentido que, cuando ya hay actrices e instagramers que han comenzado a alzar la voz contra los retoques; y en países de nuestro entorno, como el Reino Unido y Noruega, han decidido limitar el uso de los filtros de belleza en las redes sociales, aquí todavía haya a quien se le va la mano con los liftings excesivos, y los blanqueamientos o bronceados imposibles.

Cada persona es responsable de su cara a partir de los 30 años. También los candidatos y las candidatas. Y, sí, cada cual es libre de hacerse el retoque que considere, sea real o virtual, pero, cuando la situación es la que es entre un sector muy importante de la población, no estaría mal tener aspirantes a gestionar lo público que estuvieran concienciados con determinados problemas.