¿Sería Don Quijote flexitariano?

Luis Beltrán Gámir

Luis Beltrán Gámir

Voy a hablaros de un concepto impronunciable, que probablemente no hayáis escuchado nunca. Consiste en una dieta variada, según la cual comes un poco de todo, sin excederte en nada. Vamos, lo que te decía tu abuela.

Hay corrientes de alimentación, según modas. Unas dicen que sólo comamos vegetales, otros que nada más que proteínas, incluso que únicamente carne, como si estuviéramos en el Paleolítico. Después de tirar por varios caminos extraños, a alguien, de repente, se le ocurrió : ¿y por qué no comemos con conocimiento? Ingerir mucha fruta y verdura, algo de carne y pescado, y carbohidratos ocasionalmente. Con moderación, sin repetir (algo que reconozco que me cuesta hacer, dificilísimo no tomar un segundo plato de arroz del senyoret o fideuá, cuando la hacen buena). Es decir, al sentido común para alimentarse que tenían nuestros ancestros, se le llama ahora flexitarianismo. Como leí a Antonio Sempere en este diario, con las cosas de comer no se juega.

Flexi viene de ser flexible. El problema del veganismo es que caen en deficiencia de determinadas vitaminas, así que algunos comen un poquito de carne y pescado de vez en cuando, y con eso lo resuelven. Si hablo de mí, a media mañana tomo una o dos piezas de fruta (si será importante la fruta, que tres manzanas cambiaron el mundo: la de Eva, de Newton y de Steve Jobs), a mediodía un primer plato de verdura, con carne, pescado y en ocasiones pasta de segundo, y de noche únicamente verduras. ¡Pues resulta que llevo años siendo flexitariano, y ni me había enterado! A algo obvio, comer con sentido común, meter en tu cuerpo un abanico amplio de productos saludables con equilibrio, sin excederte en nada, ¡le han puesto un nombre!

Hay quien dice que el veganismo provocaría, si todos nos apuntamos al carro, la deforestación del planeta para cultivar tantísimas plantas. Y otros, que ya se está defoliando el mundo para alimentar a los animales a los que nos comemos, y que, si dejáramos de hacerlo, habría mucho más espacio agrícola disponible. ¿Quién tiene razón? Lo ignoro, y si tú crees saberlo, amigo lector, te recordaré una frase del escritor suecano Joan Fuster: "tots, si arribem a tenir raó, la tenim a mitges ".

¿Cuántas calorías necesitas al día para vivir? Cuando yo era crío, sólo había un niño gordito en mi clase. Ahora hay unos cuantos, yonkis de la comida, que beben gaseosas, y apenas prueban el agua. Si te tiras casi todo el día sentado, amigo mío, y, para subir dos pisos, ¡coges el ascensor!. Te mueves menos que el gato de los chinos. Hay personas que comen como si fueran tres. Así que pagas para atiborrarte, y luego apoquinas al médico para que cure tus excesos. ¡Pues vaya negocio más malo que estás haciendo! Por una vez, perder(peso) es ganar(calidad de vida)

Yo alterno 3 días de deporte intenso con 2 de descanso, y otros 2 de ejercicio suave. ¿Esto tiene nombre? Pues mira por donde, aprovecharé este artículo para inventar el vocablo flexiporte. Quién sabe, a lo mejor un youtuber, instagramer, Tiktoker, influencer, con millones de followers, lee esta columna(supongo que saben leer) y convierte esa extraña palabra en Trending Topic. Y de aquí a un par de meses aparece esta palabreja como una moda a seguir, cuando creo que es algo que muchas personas, que queremos vivir muchos años con calidad de vida, hacemos, sin necesidad que le pongamos un nombre.

Aclararé que como carne, pero estoy contra su industrialización. Los animales, cuando van al matadero, gritan, generan cortisol, adrenalina, hormonas de estrés, que quedan en la carne. Añádele los antibióticos que han tenido que darles para que sobrevivan en esas condiciones de confinamiento y apiñamiento. El reportaje de Jordi Évole sobre las granjas porcinas era estremecedor. Todo ésto te lo metes tú en la boca, y la culpa la tenemos los consumidores, que queremos zampar mucha carne, y además, barata. Lo suyo sería comer menos, pero de calidad, demandando que los animales estén bien tratados. Leí que en Estados Unidos hay una granja donde les dan buena alimentación, y los sedan antes de morir, consiguiendo una carne altamente nutritiva. Es decir, no aplaudo el sufrimiento animal. Los cinéfilos recordaréis que, en El silencio de los corderos, Clarice tiene un trauma desde niña, porque vio como mataban a corderos lechales cuando tenía diez años en un rancho de Montana, y en plena noche sigue soñando con su horrible chillido. Que inglés tan claro tiene Anthony Hopkins, por cierto

Acabaré con el ingenioso hidalgo : "come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago". ¿Sería Don Quijote flexitariano?