Al azar

La solución es no votar a Bildu

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi (i), interviene en un acto político de EH Bildu, en Biteri, a 14 de mayo de 2023, en Arrasate-Mondragón, Gipuzkoa, País Vasco (España).

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi (i), interviene en un acto político de EH Bildu, en Biteri, a 14 de mayo de 2023, en Arrasate-Mondragón, Gipuzkoa, País Vasco (España). / Javi Colmenero - Europa Press

Matías Vallés

Matías Vallés

Me repugna una lista con etarras por lo que, con su permiso, no la votaré. Sin embargo, no he encontrado una sola razón para prohibir que se presenten a las elecciones aquellos ciudadanos españoles que han saldado sus condenas. Durante años se nos enseñó «que dejen de matar y que hagan política», o «que cumplan íntegramente las penas». Una vez solventados estos requisitos, me guío por Alfredo Pérez Rubalcaba cuando me insistía en que «dejad que los voten, que lleguen a las instituciones y que tengan que solucionar los problemas de alcantarillado». Todo se andará, pero de momento nadie ha acusado de enaltecimiento del terrorismo al vicepresidente del Gobierno que desmanteló a ETA, en estrecha colaboración con el PP de Federico Trillo.

Sostener que Bildu es ETA implica que la banda terrorista sigue existiendo, por lo que no fue liquidada por los españoles. Al igual que el IRA, antes de que se disparara la carrera política del muy votado Sinn Féin. O Nelson Mandela, que tuvo que cumplir los noventa para abandonar el índice de terroristas de Estados Unidos. La ilegalización de la izquierda abertzale es absurda sin violencia. La Ley de Partidos solo recibió el visto bueno de la justicia europea porque se producía en medio de un reguero de asesinatos terroristas. Los jueces recordaban la excepcionalidad de su aprobación, que no concederían en ningún otro caso. Volviendo a Rubalcaba, «les digo a mis policías que los argumentos que me traen para ilegalizar las listas son cada vez más endebles». Así se acabó con los etarras.

La derecha española se ha quedado sin crisis económica preelectoral que llevarse a la boca, por lo que solo faltaba decidir por qué flanco separatista actuaría, Cataluña o País Vasco. El exterminio parlamentario de Bildu no solo debería revertir las leyes beneficiosas para millones de personas que ha auspiciado, empezando por la propia investidura de Sánchez. También obliga a recordar que PP o Vox no tuvieron ningún empacho en sumarse a los independentistas de Junts en la Ley de Vivienda, o en aceptar el voto del secesionista Artur Mas para la Reforma Laboral de Rajoy. Dios nos libre de las almas puras.

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