Infantiloides escenas en “Las que limpian”

Escena de "Las que limpian"

Escena de "Las que limpian"

Marc Llorente

Marc Llorente

Las que limpian

TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

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Texto, dirección e interpretación de la compañía A Panadaría.

Mucho se ha hablado y se habla de la precarización y de la explotación de estas mujeres en el sector turístico. De la necesidad de una dignificación de sus condiciones laborales y de un trabajo invisible e imprescindible. Sin ellas no habría turismo, esa potente actividad en nuestra economía. Con la nueva reforma laboral del actual Gobierno, que quiere seguir dignificándolas, han recuperado derechos perdidos y se pretende evitar abusos.

De todos modos, el ritmo de trabajo de las camareras de piso es muy alto. A menudo dependen de empresas externalizadas y limpian una media diaria de 25 habitaciones por dos euros y medio cada una. El 70 % se automedica para soportar la carga, y la batalla llegó hasta el Parlamento europeo, donde airearon sus reivindicaciones.

Viene esto al caso de la obra «Las que limpian» con texto, dirección e interpretación de Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman, quienes conforman la compañía gallega A Panadaría. El título se basa en la habitual expresión que se refiere a las trabajadoras de la limpieza, un colectivo que las actrices recrean en una farsa popular que reivindica unos derechos laborales y sociales justos y que expone la voracidad de los propietarios de las cadenas hoteleras. O el desvío de fondos públicos hacia esa dirección por parte de un individuo que recuerda al anterior presidente del Gobierno, Rajoy, con sus trabalenguas. ¿Para quién trabajan algunos y qué defienden?

Buenas comediantas, sí, al servicio de una cargante labor que ofrece imágenes caricaturescas, interactúa con el público e infantiliza las escenas y la protesta. La cuestión se extiende a las dificultades de otras índoles. Y las tres hacen malabares al acoger varios papeles con pelucas, desenvoltura y elementos de pantomima.

El estiramiento de la pieza es innecesario, si bien la amplitud de asistentes quedó feliz. Valen la lúdica teatralidad, la burla o el feminismo, pero el asunto, en coproducción con el Centro Dramático Nacional, nos resulta un tanto pueril en el atractivo espacio escénico.