Las crónicas de Don Florentino

El dilema de Feijóo

Feijóo debuta en la campaña andaluza

Feijóo debuta en la campaña andaluza / Jose Manuel Vidal

Juan Carlos Padilla Estrada

Juan Carlos Padilla Estrada

Estamos en pleno periodo electoral, viviendo esa disputa entre los políticos por ver quién es el más experimentado, el más osado en sus propuestas, quien va a construir más pisos o cuál es el mejor antídoto contra la desigualdad.

Lamentablemente, casi todas las propuestas tienen un elemento en común: se hacen con nuestros dineros. Así es fácil gastar a manos llenas, subvencionar y proclamar a los cuatro vientos que la gestión de este o aquel es estratosférica… Con el dinero ajeno, insisto.

Pero quería hablar hoy de un personaje ante el que, como le pasaba a aquel torero, hay división de opiniones: unos se acuerdan de su padre y otros de su madre. Me refiero, perdonen el chascarrillo, al señor Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular.

El señor Feijóo fue elegido líder de los conservadores en España hace poco más de un año tras un sainete, no bien explicado, que defenestró a su antecesor, Pablo Casado.

Feijóo comparece ante los electores avalado por una larga ejecutoria de gestión de lo público: fue director general del Insalud, Presidente de la Junta de Galicia durante tres legislaturas, teniendo que luchar con la sombra de Manuel Fraga, que es mucha sombra.

Por tanto, experiencia no le falta. Sus acciones avalan su sentido de Estado: ha auxiliado al Gobierno en varios atolladeros, en los que ha sabido anteponer el interés general al partidista, algo que no pueden decir todos.

Pero ahora, de cara a las elecciones -primero autonómicas y luego generales- se le presenta un auténtico dilema: Centrarse o escorarse a su derecha.

Del gobierno Sánchez sabemos lo que es, y sabemos casi mejor lo que no es: un ejecutivo moderado, gestor y eficaz para el país.

Encabezado por un narciso poco adicto a la verdad, sometido a tensiones internas de aliados poco fiables y apoyado en partidos minoritarios, que solo tiran hacia sus terruños y sus intereses electorales. ¿Qué puede salir mal?

Si mira hacia su derecha, el señor Feijoo contempla a la entusiasta tropa de Vox, alimentada por descontentos y con recetas tan populistas como anacrónicas. Una oferta poco razonable, en línea con los populismos que arrasan el mundo en esta época de polarización.

La historia nos enseña que las elecciones en España se ganan en el centro. Así consiguieron su legado Adolfo Suárez y Felipe González.

Y así probablemente sea en las próximas elecciones. Un centro del que ha dimitido Ciudadanos y al que llegarán muchísimos descontentos del partido socialista del señor Sánchez en busca de recetas más sensatas, al que probablemente accedan también los más moderados de Vox, intentando optar por mayor mesura. Y en esta época de polarización se echa de menos a un líder que demuestre valores comunes a todos los españoles. Porque acercarse a Vox sería una equivocación, alimentar la división y alejarse de una moderación muy necesaria en este momento.

Es seguro que con el Gobierno con el que le ha tocado lidiar, las tentaciones del señor Feijóo sean las de tirar las patas por alto con mucha frecuencia. Pero estoy seguro que anclarse al centro y moderar discursos y actitudes es la mejor receta para acceder al ejecutivo y poder restaurar en España un gobierno del que la mayoría de los españoles nos podamos sentir, si no orgullosos, si al menos dignamente representados.