Tribuna

Acaba la campaña más reñida

Urna electoral el día de las elecciones.

Urna electoral el día de las elecciones.

Joan Antoni Oltra Soler

Joan Antoni Oltra Soler

La campaña electoral toca a su fin. No parece que haya influido mucho en la decisión de los votantes que, en su mayoría, estaba tomada de antemano. Las encuestas siguen hablando de empate técnico entre los bloques de izquierda y derecha, como al principio de la misma. Aunque lo que sí parece es que las diferencias entre ambos se han ido estrechando.

Nadie tiene asegurada la mayoría absoluta, y ni siquiera ser el vencedor que formará gobierno. Las previsiones nos dicen que, en el País Valencià, por un escaño de diferencia, puede gobernar Ximo Puig o Carlos Mazón. Y estos márgenes tan estrechos se repiten en la mayoría de grandes ayuntamientos.

El actual Consell del Botànic obtuvo 52 escaños en 2019, dos por encima de la mayoría absoluta, y el bloque de derechas 47. Era un margen ajustado, pero ahora todas las encuestas, y la de INFORMACIÓN del pasado domingo lo confirma, dan un margen aún más estrecho. Entre PSOE, Compromís y Podemos obtendrían 50 escaños y PP y Vox los restantes 49 del Parlamento valenciano. La diferencia es tan mínima que cualquier oscilación en el voto podría dar un vuelco al resultado final.

El Botànic puede ganar, pero también puede hacerlo la derecha. La participación del electorado progresista es imprescindible para garantizar que las políticas actuales del Consell prosigan en la mejora constante del bienestar de todos los valencianos o, por el contrario, volver atrás a la época oscura y corrupta que protagonizó el PP en sus años en el Consell.

Se podrá discutir si se podría haber avanzado más en el progreso y mejora de la sociedad valenciana (y se ha avanzado mucho en condiciones muy difíciles), y es legítimo pensar que podría haberse hecho más, pero lo que es indudable es que esta Comunidad se ha limpiado de la mancha de corrupción, recortes y despreocupación por la ciudadanía que imperó en los 20 años del PP en el Consell. Que la derecha pueda volver, y en coalición con Vox, es un horizonte muy preocupante por el retroceso que supone.

Y es una lástima que la campaña electoral no haya servido para hablar más de la situación autonómica, sus problemas y posibles soluciones. La derecha, con un apoyo mediático notable, ha conseguido que, en vez de ello, se hable más de temas de política general y, en especial, de Bildu (Ayuso, incluso, ha resucitado a ETA) que de temas valencianos.

Sin embargo, la propia encuesta de INFORMACIÓN nos dice que las preocupaciones de los valencianos son otras: En primer lugar: la Sanidad. Si la situación ya venía tocada, la pandemia la puso de plena actualidad. Ante las propuestas del Botànic de reforzar la Atención Primaria y más atención hospitalaria y especializada, que también deben existir fuera de campaña, la derecha responde con aquello de apostar por la «colaboración público-privada» que todos sabemos qué es: enfocar la sanidad como un negocio privado para los amigos y degradar a la pública con recortes.

Este tema, junto a educación, cultura, servicios sociales, financiación, medioambiente, etc., son los que deberían haber sido más debatidos en la campaña. Reducirla a contar lo bueno o malo que es Pedro Sánchez es insólito. Ya llegarán las generales. Ahora tocaba otra cosa, que también es muy importante: elecciones autonómicas y municipales.

Si a nivel de la Generalitat la cosa está reñida, en los ayuntamientos está peor. En ninguno está claro quién ganará. Hasta en los que parecían más claros, caso de Barcala en Alicante, surgen muchas sombras. En Elx, Pablo Ruz puede complicarle las cosas a un Carlos González que añora épocas de mayoría absoluta, y ha dejado muchos temas pendientes.

La participación será, por tanto, fundamental. Recuperar al votante progresista indeciso y que Podemos entre, o se mantenga en las instituciones, será decisivo para el futuro de la izquierda. El día 28 nos jugamos seguir avanzando o retroceder. Así de claro.