Se llama racismo

El jugador del Real Madrid, Vinicius.

El jugador del Real Madrid, Vinicius.

Fernando Ull Barbat

Fernando Ull Barbat

El último escándalo relacionado con el fútbol en España nos ha situado en el foco de atención internacional como un país donde el racismo y la xenofobia campan a sus anchas en los campos de fútbol. Medios de comunicación de todo el mundo, incluso la ONU y el Departamento de Estado de los EEUU, han dado cuenta de los miserables insultos que el jugador Vinicius tuvo que escuchar desde que puso un pie en Valencia hasta que se fue del estadio de Mestalla donde se celebró el partido entre el Real Madrid y el Valencia. Al revés que en el resto de países que forman la Unión Europea, en España se siguen permitiendo insultos de todo tipo por parte de una amplia minoría de espectadores que acuden todos los fines de semana como público a alguno de los cientos de partidos de diferentes categorías que se celebran en toda España. Siempre me ha parecido ridícula y estúpida la disculpa, frente al hecho consumado de los insultos que se dicen contra el árbitro y los jugadores, que el fútbol es así. Uno va al fútbol a desfogarse, se dice. A mí lo que me parece es que el fútbol es el último reducto de la sociedad española donde se pueden quebrantar varias leyes al mismo tiempo sin que tenga consecuencias penales. Es un ambiente machista, racista, y xenófobo donde cualquier burrada que se diga está permitida.

Al jugador Vinicius se le dice de todo cada vez que juega en alguna ciudad española. Negro, puto mono de mierda, muérete y tonto. Un grupo no mayoritario del público de los estadios pero sí muy numeroso que supone que no sea una anécdota, se dedica a tratar de humillar a un chico de poco más de 20 años que está cumpliendo un sueño. A pesar de ser insultado se le exige que se quede callado, que no diga nada ya que responder como se merece a todas esas “provocaciones” de los forofos (así se llaman ) del fútbol es actuar de manera inaceptable y soberbia. Esto último fue lo que expresó Borja Sanjuan Roca, portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Valencia y número 2 en la candidatura socialista de las próximas elecciones municipales que lidera Sandra Gomez, vicealcaldesa de Valencia, en una red social al afirmar que aunque estaba en contra de los insultos racistas, el jugador Vinicius “era una vergüenza para el fútbol”, lo que en realidad no fue más que una justificación de los insultos ya que según Borja Sanjuan, Vinicius debería no hacer caso a los insultos racistas, poniendo el foco sobre el agredido cuando a los que hay que perseguir y castigar con la ley en la mano es a los miles de espectadores que todos los fines de semana rebuznan en los estadios de fútbol insultos machistas, xenófobos y racistas.

Por increíble que parezca, Sandra Gómez, vicealcaldesa de Valencia por el PSPV, apoyó las declaraciones de su segundo en la lista electoral municipal achacando la polémica surgida en los medios de comunicación internacionales a una supuesta campaña de desprestigio dirigida desde Madrid, lo que nos recuerda a las conspiraciones judeo masónicas de otras épocas. Hace una semana publiqué un artículo en estas mismas páginas (Una campaña desquiciada) así como también en la Opinión de Málaga, en el que reflexionaba sobre la necesidad de que los políticos tengan un mínimo de doce años cotizados a la Seguridad Social antes de acceder a un cargo público. No habían pasado ni cuatro días cuando la realidad me dio la razón. La metedura de pata de Sanjuan, echando la culpa de que insulten a Vinicius al propio jugador, su negativa a rectificar y el ridículo espantoso que hizo en la televisión al ser entrevistado por Antonio Ferreras, debería haber supuesto la dimisión inmediata de este jovencito, dimisión que por supuesto no se va a producir porque de igual forma que en el fútbol todo vale en política también. Se ve que la política también es así.

La pregunta que cabe hacerse es qué clase de lista electoral por el PSPV se ha presentado en las elecciones municipales de Valencia. ¿Hubo primarias ? El secretario general del PSPV, Ximo Puig, ¿dio el visto bueno a la candidatura socialista en el Ayuntamiento de Valencia? ¿De verdad? Estoy seguro que en el socialismo valenciano hay hombres y mujeres con formación y experiencia, personas prudentes que no van diciendo bobadas y que no utilizan a sus hijos recién nacidos en las redes sociales, dándoles de mamar delante de una fotografía de Pedro Sánchez con el título “el socialismo del futuro”

Como en otros países de Europa, la violencia verbal en los estadios de fútbol españoles debe también erradicarse de manera expeditiva. Sobre todo en las categorías infantiles donde los progenitores que piensan que sus hijos van a convertirse en el próximo Messi, se creen con derecho a insultar al árbitro y a los jugadores del equipo contrario. Basta ya de violencia en el fútbol y basta ya de políticos ignorantes que justifican los insultos racistas para arañar cuatro votos.