El Indignado Burgués en campaña

Dos no pelean si uno no quiere (y otro no sabe)

Debate en Informacin TV de los alcaldables por Alicante con la no asistencia de Barcala

Debate en Informacin TV de los alcaldables por Alicante con la no asistencia de Barcala / Jose Navarro

Javier Mondéjar

Javier Mondéjar

Tengo la sensación de que en Alicante no se ha hecho campaña electoral, algo que me sorprende ya que procedo de tiempos en los que ésta era fundamental para convencer a indecisos. También es verdad que ahora siempre estamos en campaña y que algunos no paran jamás, porque en vez de preocuparse de la gestión viven en función de las encuestas y las expectativas.

Pero el meollo no ha estado en Alicante, ni siquiera en la Comunidad. Aquí se ha hablado más de lo nacional que de lo autonómico o incluso que lo municipal, y ya es difícil. Da la sensación de que se jugaba un cara a cara para las generales, lo que puede ser un error para el candidato popular.

En el boxeo, en el ajedrez y en las elecciones el aspirante debe hacer mucho más que el campeón para arrebatarle la corona. A igualdad de golpes los jueces decretan combate nulo y las cosas siguen como están. Mientras Mazón ha recorrido el cuadrilátero tratando de encontrar a su oponente, Ximo se ha dedicado a escurrir el bulto y ponerse de perfil, sin sacudir un solo golpe pero tratando de no recibirlos. Fuera del ring los preparadores soltaban gritos de «búscale el hígado con ETA», «dale con el agua y con los impuestos», «machácale con la gestión y con las cifras económicas», pero a la hora de la verdad pocos golpes han llegado a impactar en el rival.

A diferencia de otros deportes en los que hay que ganar, en éste las tablas valen y conservas el campeonato. Es arriesgado hacer fintas y monerías y te arriesgas a que te cacen con un gancho a la mandíbula, algo que no ha sucedido. Francamente me gusta más la táctica de Cassius: «Vuela como una mariposa y pica como una abeja» que ese zafarse entre las cuerdas y rehuir la pelea, pero quizá el fin justifique los medios. Mazón no ha encontrado jamás al huidizo Ximo, que ni le ha dado la posibilidad de un debate ni se ha puesto a su nivel y, en realidad, le ha ninguneado, como si no existiera. Ante la duda se vota continuidad y esa parece haber sido la consigna en la campaña «Ximo President».

Por el contrario me esperaba un aspirante al ataque, dispuesto a hacer caer a Sansón con todos los filisteos. Una versión dura de Zaplana cuando asaltó los cielos y echó a Juan Lerma a los infiernos. No le ha ayudado nada que los altavoces hayan estado puestos en la política nacional y en asuntos que, como ETA o el independentismo, poco tienen que ver con la autonomía. Feijóo y la señora Díaz han ido a su rollo, que no va más allá de la M30 pero que monopoliza telediarios y programas de debate.

A cambio Mazón ha vuelto a poner en el escenario el tema del agua, que coincido en que es importante, pero que ya era antiguo hace treinta años. ¿Lemas? El gobierno Frankenstein es malo malísimo. ¿Argumentos? La economía se hunde y las colas del hambre dan la vuelta a la manzana, (ah no, que nadie se lo va a creer. ¿Y si cuela?). ¿Propuestas? Quítate tú para que me ponga yo que sonrío mucho mejor en los carteles y soy más joven y bonico. ¿Consecuencias? Ni idea, ya no tengo la Bola de Cristal, se la regalé a una amiga.

Hay que hacer más para ganar cuando el viento está de cara, pero es cierto que las campañas electorales son leves como nubes de algodón. En los nuevos tiempos de mayorías ajustadas y polarización máxima las estrategias electorales ya no se dedican a convencer a los convencidos ni a seducir a los contrarios. Es perder el tiempo y los recursos. Ahora hay que encontrar ese nidito de votos que permiten sumar un poco más del suelo electoral de cada partido. Los estrategas de campaña tienen localizados, como si se tratara de la caza del rinoceronte, grupos de electores susceptibles de ser captados para la causa y a ellos dirigen personalmente sus mensajes. Nadie se piense que los anuncios electorales son de espectro amplio, como los antibióticos, sino que son píldoras para curar enfermedades específicas.

En realidad da igual quien sea el candidato cuando lo fundamental es la personalización del mensaje. A un piernas se le pone un traje y una sonrisa, se le da el respaldo provisional (mientras gane) de un partido y habemus candidato. He conocido algunos a lo largo de mi carrera. Y no daré nombres, no insistan.

De momento las elecciones tienen un conmovedor componente humano, si consideramos de esa especie a los políticos, algo en mi opinión discutible. Dicen destacados analistas que las campañas electorales no sirven absolutamente para nada, que los votos están decididos de antemano y a no ser que te pillen robando un banco o violando a una adolescente con cámaras en directo y en prime time, nada va a variar el rumbo del elector. Puede ser, pero qué aburrido.

Hoy acaba el deambular de este indignado burgués por la campaña electoral, espero que les haya sido soportable. Ya les aviso que difícilmente estaré de acuerdo con lo que salga de las urnas, pero así soy yo, de la estirpe de los ácratas inconformistas y criticón insufrible. Salud y que los dioses les otorguen sabiduría.