Batallitas familiares en 'Waterloo'

Waterloo

TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

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De Pasqual Alapont y Carles Alberola. Intérprete y director: C. Alberola.

Una foto familiar y costumbrista de los años 70, con numerosos integrantes, puede ser el punto de partida para poner en pie una obra. La amplia imagen aparece en el escenario, en este monólogo en el que se describen y reviven momentos pasados y distintas voces. Cada persona detenta su historia individual y en relación con la de los demás miembros familiares. Lo que fue y ya no es, o quienes no están.

Ahí sí sigue el conocido intérprete Carles Alberola, de Albena Teatre, compañía valenciana que atesora más de 25 años de tarea. Se presenta siendo él mismo y mantiene la cercanía con el espectador. Homenajea y rememora aspectos que forman parte de su memoria emocional y con los que es posible identificarse de alguna manera. Es un modo de materializar cosas latentes en el recuerdo. Es la casi ineludible nostalgia.

Al margen de la felicidad recogida en una instantánea, un domingo de paella en una alquería, siempre existen otras cuestiones menos satisfactorias. Alberola cuenta directamente al público, y este se deja llevar y envolver por la capacidad de seducción del actor. No resulta nada fácil. Pero lo consigue con seguridad y sentido tragicómico. El talento del comediante le permite resaltar los diferentes matices y timbres de voz. Y los personajes fotografiados toman la palabra en ocasiones, yendo más allá del retrato a través del protagonista.

Esto es «Waterloo», un texto de Pasqual Alapont y del propio Carles Alberola, que él mismo ha dirigido. Historias de familia y batallitas porque, igual que hemos mencionado en otros artículos, las huellas del pasado, de distinta índole, hacen mella en nosotros y nos acompañan en el presente. El paso del tiempo, correrías del ayer, el descubrimiento del amor, los desengaños, los secretos y las miserias.

El título recuerda la histórica batalla que perdió Napoleón y el triunfo en Eurovisión del tema de ABBA. La fotografía se tomó el 7 de abril de 1974, el día después de esa famosa victoria. Oímos la canción mientras Alberola saludó al final en el Arniches.