Opinions des d’Elx

Acaba una campaña y empieza otra

Joan Antoni Oltra Soler

Joan Antoni Oltra Soler

El resultado de las elecciones del 28 de mayo es pésimo para las fuerzas de izquierda. Se pensaba que se darían unos resultados ajustados pero que, en general, los partidos del Botànic podrían resistir, tanto a nivel de la Generalitat como de los principales ayuntamientos, lo que permitiría reeditar los diferentes pactos de progreso existentes.

Lo que pocos pensaban era que el avance de las derechas sería tan contundente, y que iba a permitir desalojar al actual Consell e, incluso, alcaldías emblemáticas como València, Elx, Castelló, etc. El propio PP ha reconocido que la victoria ha superado sus previsiones. Pocas de las encuestas conocidas, aún menos la del CIS, preveían el resultado final.

Se ha demostrado que, en el País Valencià, toda la izquierda tiene un grave problema, con un PSOE que ha crecido de forma insuficiente, agravándose la situación con el bajón de Compromís y la no tan sorpresiva desaparición de Podemos. Aunque la derecha tampoco lo tiene bien resuelto. El PP ha ganado, pero en casi todos los sitios tendrá que depender de Vox. Y éstos ya han anunciado que su apoyo no será gratuito. Quieren cargos, sueldos y poder, vamos lo normal en estos casos, aunque en público digan lo contrario. Y también un programa reaccionario y con recortes sociales que compartirán con el PP de Feijóo, ya que los matices entre ellos se «superará» ante las ventajas de ejercer el poder.

Y, sin tiempo para digerir victorias y derrotas, llega Pedro Sánchez y convoca elecciones anticipadas para el 23 de julio. Una decisión lógica y necesaria. Esperar a diciembre sería prolongar una agonía peligrosa. Cierto es que no hay tiempo para casi nada, pero el problema es para todos. Los personalismos, limpiezas de sangre y reinos de taifas deben dejarse de lado entre las fuerzas progresistas, si se quiere aspirar a no repetir errores. El ejemplo de Elx, es indicativo: Compromís y Podemos deberían haber ido juntos a las elecciones. Se dice que ni así se habría evitado la entrada de la derecha ya que el concejal de más que estos hubieran sacado se lo hubieran restado al PSOE. Es posible, pero hay que recordar que el objetivo era sacar tres, que se veía factible y de ahí vino el problema por el tercer puesto. Se contaba con el valor añadido que supondría dicha confluencia, que haría votarla a muchos que habían quedado decepcionados con Compromís por su gestión en temas importantes y que, al final, así no lo han hecho.

Un Gobierno del Estado con el PP y tan escorado a la extrema derecha, con un Santiago Abascal de vicepresidente y un Ortega Smith en Interior, por ejemplo, podría ser fatal para España en muchos años. Aunque parezca ciencia-ficción no es nada descartable. Y es responsabilidad de la izquierda el evitarlo creando las condiciones para ello, y que permitan que esa gran parte del electorado progresista que no ha ido a votar lo haga ahora. Si estas votaciones han sido importantes, unas generales lo son mucho más. Democráticamente hay que tratar de evitar ese retroceso.

Algo que se ha confirmado este domingo es que unos pocos miles de votos pueden producir grandes cambios en las instituciones. Ha pasado a nivel autonómico y en muchas poblaciones. De ahí la importancia de que el votante progresista no se quede en casa (el de derechas ha demostrado estar mucho más motivado). El futuro de España como un país avanzado y para todos se juega ahora. No se puede volver atrás. Cuando el empleo se está recuperando, se reducen las diferencias sociales, se invierte más que nunca en los más necesitados, los mayores consiguen mejorar sus pensiones, el país es más inclusivo, etc., un gobierno PP-Vox traería otras prioridades que sólo beneficiarían a sectores privilegiados y con recortes para la mayoría.

Desde una perspectiva de izquierdas, el 28 de mayo ha sido un mal día. Concienciémonos todos para que el 23 de julio la situación sea la inversa. Es posible.