La reconstrucción de la izquierda

Antonio Papell

Antonio Papell

Después de cinco años de oposición en el Estado, la derecha está ávida de recuperar el gobierno y hace cábalas de todas clases para que el electorado, que ciertamente tiene la memoria no muy larga, acepte la supuesta inexorabilidad de los ciclos y dé por concluida la etapa de la izquierda en el poder, que ha gestionado el después de un desastroso periodo protagonizado por Rajoy durante el cual España estuvo al borde de la ruptura —la culpa fue de los independentistas pero estos no tuvieron enfrente el parapeto de razón y voluntad que merecían—, se multiplicó nuestra deuda, se descapitalizó el sistema de pensiones y se acrecentaron las diferencias sociales a raíz de la gran crisis de 2008, mal afrontada y peor gestionada.

Las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo arrojaron los resultados que decidieron los electores, que actuaron libérrimamente. En las municipales de 2019, el PP solo consiguió el 22,23% de los votos porque Ciudadanos, por su parte, obtuvo el 8,25%, y el PSOE arrasó con el 29,26%. Ahora ya no existe Ciudadanos, gran parte de sus votos fueron al PP (no es cierto que C’s fuera centrista: era una derecha algo menos extrema que el PP), y el PP se ha disparado hasta el 31,50%, en tanto el PSOE se ha mantenido en el rango del 28,11%. Es decir, que el PSOE permanece estabilizado…

En definitiva, el PSOE no ha sido “severamente castigado” en las urnas a causa del “sanchismo” como propalan los voceros de la derecha. Sánchez Cuenca, en un reciente artículo, explica lo que ha ocurrido, que básicamente se debe a que Unidas Podemos y otros socios del gobierno que formaron la mayoría de investidura después de las segundas elecciones de 2019 han retrocedido significativamente hasta desaparecer incluso de ciertas circunscripciones. Así por ejemplo, la causa principal de la derrota de Ximo Puig en Valencia –Puig y el PSPV han mejorado su posición en las urnas- ha sido la desaparición de Unidas Podemos de la comunidad valenciana… Podemos está ausente incluso de las instituciones madrileñas, a pesar de que fue en Madrid donde nació.

Sánchez Cuenca identifica y reconoce una oleada nacionalista en todo el país, espoleada por la revuelta catalana y por las atinadas políticas de apaciguamiento posteriores, que no han gustado a la derecha. Dicha oleada auspició la irrupción de VOX en las dos elecciones de 2019… cuyo peso quedó contrarrestado por UP. Pero ahora ya no ha existido tal compensación y VOX se ha convertido en el apéndice indispensable de la gobernabilidad de las derechas. Con todo, esto plantea serios problemas ontológicos el hemisferio conservador: la derecha solo podrá formar gobierno si PP y VOX reúnen mayoría absoluta de diputados…. Con la particularidad de que la alianza será siempre controvertida, ya que VOX no goza de respetabilidad ante muchas fuerzas e instituciones democráticas europeas y españolas. El PP queda contaminado al tener que contemporizar con esperpénticos desastres causados por VOX en las instituciones, como sucede en Castilla y León.

Ante las elecciones de julio, el PSOE puede y debe hacer un esfuerzo suplementario para atraer a toda su clientela potencial, especialmente a los desorientados que están al límite de la pobreza y que se dejan embaucar por los mensajes liberales de quienes detestan un Estado fuerte y capaz. Pero muy probablemente esta vez la continuidad o no de la aventura de las izquierdas dependerá sobre todo de «Sumar», que deberá englobar a todas las formaciones dispersas (UP, Más País, Comunes, etc.). Una operación de síntesis que debe dar lugar además a un proyecto tangible ilusionante, posible, compatible con la construcción europea y libre de estridencias y utopías. Ya es hora de ver que, aunque tenga sentido que «Sumar» sea más radical que el PSOE, el gobierno ha de mantenerse en unos límites de moderación y de consenso que hagan habitable este país y que no generen heridas innecesarias.

Yolanda Díaz ya está en ello y todo son buenos propósitos por ahora. Pero el tiempo de que dispone esta operación integradora que elude la presencia de VOX en el poder es muy escaso, y solo un esfuerzo inaudito puede dar resultado.

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