El ojo crítico

Sandra Gómez: un fracaso personal

Fernando Ull Barbat

Fernando Ull Barbat

Por mucho que se diga que la pérdida de votos de la izquierda española en las recientes elecciones del 28M haya que leerla en clave nacional, la realidad y el sentido común avisan que una parte de la responsabilidad de esa disminución de apoyo electoral se debe también al hartazgo de los votantes. Es imposible saber qué cantidad de votos se han perdido como consecuencia de la crispación fomentada por la derecha española, pero desde luego un supuesto odio a Pedro Sánchez no puede ser el único causante. Un ejemplo claro de buscar un chivo expiatorio para esconder un fracaso personal han sido las excusas que el alcalde de Valencia, Joan Ribó, y la vicealcaldesa, Sandra Gómez, han ofrecido para justificar que el PP haya recuperado la alcaldía de Valencia. Sin embargo, la derrota de la izquierda era más que previsible. Por un lado, porque el PP ha recuperado los votos de Ciudadanos y, por otro, porque la gestión del bipartito estaba siendo muy criticada por los ciudadanos de Valencia.

Sandra Gómez, vicealcaldesa por el PSPV, accedió a la política sin experiencia laboral previa, siendo nombrada con 29 años responsable de la Policía Local de Valencia (a quién se le ocurrió semejante barbaridad), iniciando una carrera política que ya ha dejado bien claro que no piensa abandonar. A pesar de haber utilizado la concejalía de Urbanismo para su autobombo personal durante la última legislatura, gastando dinero público en innecesarias obras de maquillaje de plazas y calles del centro de Valencia, como fue la absurda creación de una ‘supermanzana’ a imitación de las que se han hecho en Barcelona, Sandra Gómez ha sido incapaz de recoger ni un sólo votante de Ciudadanos ni de los que apoyaron a Compromís en las anteriores elecciones municipales y que han preferido abstenerse o incluso votar al PP antes que apoyar a Gómez. Otras causas del fiasco del PSPV en la ciudad de Valencia han sido la prohibición de acceso al casco antiguo de los coches, el desastre en la gestión de las relaciones del ayuntamiento con el Valencia Club de Fútbol, un estilo de Gómez en los debates políticos bronco y en ocasiones chabacano y un sin fin de planes urbanísticos de modificación de la ciudad que han terminado en la nada absoluta después de 8 años de gobierno local producto de la inexperiencia de Gómez.

Pero la estrella del mandato de Sandra Gómez, ha sido, sin duda alguna, su política antiturística. Tuvo la hasta ahora vicealcaldesa del PSPV la brillante idea de convertir Valencia en destino de nómadas digitales, que son esos trabajadores que se mueven en bicicleta y van a cafeterías donde los camareros te tratan de tú y te sirven el café en vasos de cartón reciclado con tu nombre escrito con rotulador negro. Al mismo tiempo, pretendió que Valencia fuera elegida por turistas de alto poder adquisitivo y convertir la ciudad en un resort de lujo como esos a los que suele viajar ella. ¿Y las familias que quieren viajar a la Comunidad Valenciana? Pues que se vayan a Benidorm.

Aunque el número de pisos turísticos en Valencia sólo representan el 3% del total de viviendas, Sandra Gómez los convirtió en culpables de las dificultades de jóvenes y familias para acceder a una vivienda. Sin embargo la realidad demuestra que la culpable ha sido ella. En ocho años de mandato el gobierno local puso en marcha 14 viviendas sociales. Afirmó en un debate electoral, a preguntas de la candidata del PP, que el Gobierno municipal tenía otras en 100 en proyecto tratando de quitar importancia a la ridícula y escasa cifra de 14. Tuvo otra brillante idea que fue ser la única socialista en asegurar que iba a aplicar la tasa turística de 7 euros al día pero sólo para pisos turísticos y cruceros de pasajeros. ¿Y si a esos turistas les parece caro pagar 7 euros al día por caminar por la calle? Pues que se vayan a Torrevieja.

La realidad ha demostrado que los votantes valencianos no están en contra de los pisos turísticos. Sandra Gómez fue la tercera opción en todas las mesas electorales e incluso estuvo a punto de ser superada por VOX en muchas de ellas. Se dio la increíble circunstancia de que obtuvo 20.000 votos menos que Ximo Puig siendo ambos del mismo partido, es decir, que hubo votantes socialistas que votaron al PSPV para la elección del presidente de la Generalitat Valenciana pero se abstuvieron o votaron al PP en la ciudad de Valencia. Sólo este hecho debería haber supuesto la dimisión inmediata de Sandra Gómez para regresar a su brillante carrera como abogada.

El PSPV tiene un grave problema. Antes o después tendrá que decir a Gómez que tiene que dar un paso atrás. Por si acaso, dos días antes de las elecciones, Sandra Gómez lo dejó bien claro: “quiero ser alcaldesa porque tengo capacidad, experiencia y forma y porque me lo he trabajado”. Egolatría en estado puro.